Viernes 9 de diciembre. Matutina para damas – “El tiempo es corto”

Viernes 9 de diciembre. Matutina para damas – “El tiempo es corto”   

«Tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno» (Efe. 5: 15-16, NVI).

“Malgasté el tiempo; ahora el tiempo me malgasta a mí”. William Shakespeare

CADA DÍA que vivimos es un don de Dios. Estamos aquí, en esta tierra, por un poco de tiempo, y ya; el tiempo se nos esfuma de las manos como agua, y con él la vida. Me da un poquito de temor verme a última hora con la duda de si he empleado bien o no el don que me ha sido concedido. Confieso que la fugacidad de la vida me asusta a veces.

Como media, pasamos la tercera parte de nuestras vidas durmiendo; esto significa que si nos muriéramos a los 79 años, habríamos pasado 318 meses en la cama, así que habríamos dedicado solo 636 meses a vivir de verdad. ¡Y no todo el mundo llega a los 79!

Suponiendo que hagamos una carrera universitaria, habremos pasado 8 horas al día, durante 15 años (suponiendo que terminemos a los 21), sentadas en un aula, excluyendo los fines de semana; esto hace un total de 43 meses dedicados al estudio, por tanto nos quedan ahora 593 meses para la vida sin obligaciones. Pero si al terminar los estudios comenzamos a trabajar en una jornada normal de 8 horas aldía, restémosle 128 meses al tiempo que tenemos para nosotras; ahora nos quedan 465 meses para hacer lo que realmente queremos.

Solemos pasar 20 minutos al día en el baño; aunque no parezca mucho, son un total de 13 meses y una semana para quien llegue a los 79. Ahora nos quedan 451 meses y 3 semanas. Pero espera, si comemos tres veces aldía (y un poco de picoteo entre comidas al que no nos podemos resistir), pasamos a la mesa unos 6 años, es decir, 72 meses; ya solo nos quedan 379 meses y 3 semanas. Ahora piensa en todas las horas que pasamos ante semáforos en rojo, esperando en la fila del supermercado, delante de la pantalla de la computadora mientras el Internet busca una página, llamando por teléfono, viendo la tele o haciendo las tareas de la casa, y saca de nuevo la cuenta. En verdad, el tiempo que nos queda es extremadamente corto.

¿Cómo empleamos este don que hemos recibido y continuamos recibiendo? ¿Tal vez lo damos por sentado cuando en realidad no tenemos el futuro asegurado? Me parece un buen motivo de reflexión en el día de hoy. Al cual, por cierto, ya se le han ido muchos minutos.

 

Radio Adventista

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