«No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados» (Lucas 6:37).
Las investigaciones sobre el perdón han aumentado significativamente durante los últimos años, evidenciando que se trata de un elemento terapéutico poderoso que tiene el potencial de aliviar una gran cantidad de síntomas.
Un estudio dirigido por el psicólogo Mark Rye, de la Universidad de Dayton, examinó que las personas dispuestas a perdonar a su ex cónyuge después del divorcio mostraban mayores niveles de bienestar y menos ira y depresión que aquellos menos dispuestos a conceder el perdón. Otro estudio del mismo investigador evaluó la eficacia de una intervención psicoterapéutica basada en el perdón en un grupo de personas divorciadas y lo comparó con otro grupo que no recibió la psicoterapia. Los participantes del primer grupo no solo aumentaron su disposición para perdonar a sus ex esposos, sino que mostraron ventajas en la salud mental, disminuyendo particularmente los síntomas depresivos.
Por su parte, Gayle Reed y Robert Enright, psicólogos de la Universidad de Wisconsin, encontraron que la terapia del perdón disminuye la depresión, la ansiedad, los síntomas de estrés postraumático e inclusive aumenta la autoestima en mujeres víctimas de violencia doméstica.
Del mismo modo, Barbara Elliot, profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Minnesota, asegura que el perdón tiene un enorme impacto sobre la salud pública por los positivos efectos que se observan en pacientes con enfermedades crónicas.
En su artículo «The Neuropsychological Correlates of Forgiveness» [Los correlatos neuropsicológicos del perdón] los investigadores Andrew Newberg, Eugene D’Aquili, Stephanie Newberg y Verushka deMarici, han señalado que los efectos del perdón pueden beneficiar la salud física a través de un descenso de los niveles de las hormonas de estrés y una mejora en las pautas del sueño. Asimismo, concluyen que el perdón y el bienestar físico van de la mano y que es difícil tener éxito en uno sin considerar el otro.
Estos estudios están comenzando a proliferar y destacan que los beneficios del perdón alcanzan la salud física, mental, social y espiritual. No obstante, quedan todavía mayores beneficios. La cita bíblica de hoy señala que aquel que perdona será perdonado. Es decir, si perdonamos las ofensas a nuestros semejantes también seremos perdonados por Dios (Mateo 6:14). ¿No es este un magnífico beneficio? Ya lo dijo Jesús: «Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia» (Mateo 5:7).
Propongámonos en este día poner en práctica el perdón, cada vez que tengamos la oportunidad de hacerlo. Busquemos, con la ayuda de Dios, aprovechar cada uno de sus beneficios.