Jueves 16 de febrero. Devoción matutina damas – “Dios vela”
“Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído”
(Isa. 65:24).
La providencia de Dios es maravillosa. Él provee para nuestras necesidades, y a menudo lo hace por anticipado. ¿Has experimentado eso alguna vez? En ocasiones, nos lleva tiempo darnos cuenta de lo que él ha hecho por nosotras, hasta que volvemos la vista atrás y contemplamos las maravillas que ha realizado en nuestras vidas.
En febrero de 2009, me encontré en una situación tremendamente Insólita. Para entonces, ya había logrado cubrir con mis alumnos de física todo el plan del curso, a falta tan solo de la última parte. Habían completado todos los experimentos de laboratorio y los Informes correspondientes. Esto significaba que estábamos lo bastante avanzados en el programa como para completar el currículo hacia marzo. Yo me sentía eufórica. Dispondríamos de mucho tiempo para repasar y practicar con exámenes de años previos, antes de que los alumnos tuvieran que presentarse a los exámenes oficiales externos de ese año.
Entonces, Inesperadamente, caí enferma. Tan enferma, de hecho, que tuve que dejar de dar clases durante el resto del trimestre. Cuando regresé a la escuela, solo disponía del tiempo suficiente para un “cursillo Intensivo” sobre la última parte del programa de física, la que no habíamos cubierto antes de mi baja por enfermedad. Y en seguida mis alumnos tendrían que rendir sus exámenes.
En virtud de los resultados obtenidos aquel año, a mis alumnos les fue bien; a excepción de uno de ellos, que no logró aprobar. Alabé a Dios por ese balance global, logrado a pesar de mi período de ausencia de las aulas. El Señor sabía que yo me ausentaría durante siete semanas lectivas, así que, se había asegurado de antemano de que todos los experimentos y el trabajo de laboratorio estuvieran completos y registrados antes de lo previsto en el programa. Él hizo posible que mis alumnos entendieran conceptos clave, de modo que fuéramos capaces de cubrir muy pronto la mayor parte del plan de estudios. No necesité preocuparme por mis alumnos durante mi baja; Dios ya había hecho provisión por ellos mucho antes de que yo enfermara. Desde aquel año escolar he Intentado, sin éxito, cubrir el mismo nivel de trabajo escolar que en 2009. Dios sabía lo que hacía.
Elena de White, en El ministerio de curación, escribió: “Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el simple principio de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado” (cap. 40, p. 345). Cada vez que te encuentres abatida, recuérdate que Dios es fiel y que no solo te ama, sino también conoce todas tus necesidades y hará provisión por ellas.