Sábado 15 de octubre. Devocion matutina adultos – “Reparadores de la brecha – 5”
«Los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado “reparador de portillos”, “restaurador de viviendas en ruinas”». Isaías 58: 12
UNA DE LAS GLORIAS de la campiña inglesa es su serpenteante entramado de antiguos muros de piedra. Pero, desde los imponentes edificios de piedra del muro de Adriano del siglo II en el norte de Inglaterra a los muros de piedra esmeradamente tallada que rodean las onduladas colinas de Cornualles siguiendo su camino, la triste realidad de esos muros es que podían abrirse brechas en los mismos. Y, en último término, acabaron abriéndose esas brechas.
En Isaías 58 Dios demanda que los integrantes de una nueva generación de los elegidos se conviertan en tapiadores de brechas, en reconstructores de las ruinas esparcidas de unos antiguos cimientos. ¿De qué brecha se trata? Las palabras que pronuncia inmediatamente después de nuestro texto de hoy contienen su apasionado llamamiento a honrar el sábado. Con todos los milenios que han pasado está más que claro que se ha abierto una brecha en el muro protector de la ley divina a través del cuarto mandamiento: «Acuérdate del sábado para santificarlo» (Éxo. 20: 8).
El enemigo de Dios calculó que un ataque estratégicamente dirigido podría derribar todo el muro. Glen Walker, en Prophecy Made Easy, describe la noche del 16 de mayo de 1943, cuando un escuadrón de bombarderos de la Royal Air Force fue enviado en misión para destruir la presa del Möhne en la cuenca del Ruhr de Alemania. Retumbando sobre el valle a solo dieciocho metros del suelo, los bombarderos portaban una bomba «destructora de diques» especialmente construida, diseñada para crear un pequeño agujero en la imponente presa que acabaría reventando bajo la enorme presión del agua a sus espaldas. Y así la bomba dio en su blanco, se creó una brecha en el muro y la presa reventó, barriendo casas y a personas y destruyéndolas. De la misma manera el enemigo ha abierto una brecha en la ley de Dios, destruyendo su defensa protectora, atacando el centro mismo del mandamiento del sábado, echando abajo todo el muro. Mira simplemente la sociedad humana actual.
No es de extrañar que Dios siga llamando en busca de nuevos tapiadores de la brecha, de una generación de los elegidos, dispuestos a movilizarse a cualquier lugar para restaurar los cimientos destruidos de la verdad. «Debe repararse la brecha, o portillo, que se hizo en la ley cuando los hombres cambiaron el día de reposo. El pueblo remanente de Dios, los que se destacan delante del mundo como reformadores, han de demostrar que la ley de Dios es el fundamento de toda reforma permanente, y que el sábado del cuarto mandamiento debe subsistir como monumento de la creación y recuerdo constante del poder de Dios» (Profetas y reyes, cap. 57, p. 461). La misión y el llamamiento divinos son inconfundibles. ¿Seremos los tapiadores de brechas que el Señor anda buscando?