Lunes 24 de Abril – Consecuencias de la irreverencia – Matinal Damas

Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? 2 Samuel 6:9.

El arca, símbolo de la presencia divina, era el tesoro más preciado de Israel. Después de veinte años guardada, volvió de vuelta a Jerusalén. Para festejarlo, David invitó a tres mil hombres del gobierno. El arca fue colocada en un carro nuevo, y dos hombres guiaban el carro: Uza y Ahío. En el trayecto, los bueyes tropezaron, y para evitar la caída del arca, Uza se lesionó su mano para sostenerla y murió instantáneamente, ya que el arca no debió ser tocada por nadie que no fuera sacerdote (Números 4:15). ¿Fue este castigo exagerado, severo y desproporcionado? Solo Dios conoce el motivo de nuestras acciones. Tocar el arca fue un acto de presunción, una desobediencia abierta y pública a una orden expresa de Dios. Si se le perdonaba la vida, los acompañantes concluirían que Dios pasaba por alto faltas que él mismo había señalado como injustificables.

“Mediante el castigo infligido a Uza, [Dios] quiso hacer comprender a todo Israel cuán importante es dar estricta obediencia a sus requisitos. Así, la muerte de ese solo hombre, al inducir al pueblo a arrepentirse, había de evitar la necesidad de aplicar castigos a millas” (PP, p. 696).

David no entendió por qué Dios había convertido aquella solemne celebración en un día de luto y tristeza. Dios deseaba ser honrado, pero de la manera especificada. La adoración que no se hace de acuerdo con su voluntad es presunción. Todos comprendieron el mensaje, y una solemne reverencia tomó el lugar de la bulliciosa celebración. David temió que sus pecados le acarrearan mayor castigo y percibió como nunca la santidad de la ley de Dios y la necesidad de obedecerla. Guardó el arca y esperó hasta que Dios le mostró el momento indicado, y fue mucho más cuidadoso al tratar con lo sagrado (1 Reyes 5:1-15).

“Debería haber un conocimiento bien fundado acerca de la forma como acudir a Dios con reverencia, temor piadoso y amor devocional. Está aumentando la falta de reverencia hacia nuestro Hacedor, y está creciendo la desconsideración por su grandeza y majestad” (2 MS, p. . . 364). Haz un compromiso de reverencia ante Dios y su majestad.

Radio Adventista

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