Viernes 18 de Diciembre – JUAN HYDE – Devocion Matutina para Jóvenes 2020

Nunca dejen de orar. (1 Tesalonicenses 5:17.)

Si alguna vez hubo alguien que no dejaba de orar, fue Juan Hyde, misionero en la India. En una ocasión oró durante 36 horas, de rodillas en el piso, con la Biblia abierta frente a él. En otra ocasión oró durante diez días, sin comer ni dormir. Se cuenta que en cierto momento pasó un mes en el que comió muy poco y descansó brevemente, a fin de dedicar tiempo a la oración. Repetidas veces oraba toda la noche, luego continuaba al día siguiente testificando del amor de Dios. La gente lo llamaba “Hyde, el hombre de oración”; “El hombre que nunca duerme”.

¿Por qué oraba tanto? Él respondía:

-Debemos mantenernos cerca de Jesús. Él es el que atrae a las almas a sí mismo por medio de nosotros.

Cuando no oraba, Juan Hyde trabajaba para atraer a hombres, mujeres y jóvenes a los pies de Cristo.

A menudo, “Hyde, el hombre de oración”, confrontaba a las personas con quienes viajaba en el tren. En ocasiones se pasaba de su destino, con tal de seguir hablando acerca de Jesús a alguien. Una de estas personas era un adolescente que había sido cristiano anteriormente, pero pensó que se estaba perdiendo la gran diversión que le ofrecía el mundo.

-Estoy cansado de oír acerca de Dios -le dijo el muchacho al Sr. Hyde, quien, por casualidad, se encontraba en el mismo vagón con él-. Voy de regreso a Lahore para divertirme. No quiero saber más de reglamentos bobos. Voy a hacer lo que yo quiera.

-Por favor, no le des la espalda al Salvador -rogaba el misionero sinceramente y con lágrimas en los ojos-, ¿Por qué abandonas a aquel que tanto te amó?

-¡Vamos, viejo! ¡Déjeme en paz! -protestó el joven-, ¡Ya le dije que no quiero oír más acerca de religión!

– Estaré orando por ti -le dijo el misionero cuando el joven le dio la espalda. A la mañana siguiente, el conductor notó que el mismo joven del día anterior ocupaba uno de los asientos en su tren, solo que esta vez iba en dirección contraria.

-Fue una visita muy corta -comentó el conductor.

-Regreso para hablar con el misionero Hyde -respondió el joven- No pude conciliar el sueño en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos, solo veía a ese anciano y sus lágrimas. Quisiera decirle que, después de todo, ¡sí quiero ser cristiano!

Radio Adventista

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