Sabado 12 de Septiembre – CHARLOTTE BRONTË – Devocional para Jovenes

Pero si no cumplen su palabra, entonces habrán pecado contra el Señor y estén seguros de que su pecado los alcanzará. Números 32:23.

-Honk! ¡Honk! -el graznido lastimero de los gansos se entremezclaba con el celular del viento y el crepitar del fuego.

Charlotte escuchaba su clamor mientras sacaba el asado del horno. Le daban lástima los dos gansos mascotas que temblaban de frío en los escalones de la puerta trasera.

-Adelaida y Victoria han venido a visitarnos -dijo Charlotte.

-¡Ah, pobres animales! Los dejaré entrar, para que se calienten unos momentos al lado del fuego.

Tabby, la sirvienta, se encaminó a la puerta.

La abrió lo suficiente como para que entraran los dos gansos. Estos se dirigieron hacia la estufa negra con su andar característico de palmípedos.

-Cómo me gustaría dejarlos aquí adentro y no regresarlos al galpón descubierto. El clima está terrible -observó Charlotte.

-Me harían un desastre en el piso de la cocina -respondió Tabby disgustada.

-¿Y en el cuarto de la turba? -sugirió Charlotte- Allí el piso está hecho un desastre, de todos modos.

El lugar de la turba era un cuarto pequeño ubicado a la Izquierda de la entrada principal. Cortaban la turba, o tepe, del páramo en el otoño y lo usaban como combustible en el Invierno.

-Ehh… estaría muy bien -consintió Tabby- Pero debemos mantenerlo en secreto, a fin de que tu padre no se entere.

Eso no fue nada difícil. Él nunca entraba en el cuarto de la turba, y ellos siempre se aseguraron de mantener la puerta bien cerrada cuando llevaban los gansos por el pasillo que daba a su oficina.

Pero una noche, mientras Charlotte llevaba los gansos a su nuevo dormitorio, escuchó los pasos de su padre y la puerta se abrió de pronto. Era demasiado tarde para retroceder. Absorto en sus pensamientos, el Sr. Bronté chocó con las aves.

-Hmm, ¿qué tenemos aquí? -preguntó.

-Lo siento, papá -explicó apresuradamente Charlotte-; llevaba los gansos al cuarto de la turba.

-Ya veo… ¿Y por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? -preguntó con una mirada picaresca.

SI alguna vez trataste de ocultar algo que sabías que nunca deberías haber hecho, te será fácil Imaginar cómo se habrá sentido Charlotte en ese momento.

Radio Adventista

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