Jueves 8 de Octubre – Tu herencia – Devocion Matutina para Damas

«Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa» (Gálatas. 3:29, RV60).

Irène Joliot-Curie (1897-1956) heredó mucho más que un apellido ilustre. Tal como lo habían sido sus padres, los esposos Marie y Pierre Curie, Irène fue una excelente estudiante con una predisposición especial a las matemáticas. De sus dos progenitores heredó no solo lo material, sino también lo intelectual: el amor a la ciencia, la entrega al estudio, la disposición al sacrificio de su tiempo y su salud en pro de la cultura y el progreso… Toda esa herencia tuvo un impacto radical en su vida.

Desde su infancia, Irène fue una persona brillante. Ya de adulta, recibió una educación formal hasta obtener el máximo nivel: el doctorado; y recibió galardones de gran prestigio, entre ellos el Nobel de Química en 1935. Que dos esposos y una hija sean galardonados con el Premio Nobel es algo tremendamente extraordinario. La herencia (en todos los sentidos) que ella disfrutó, más su aporte personal, hicieron de esta mujer todo lo que llegó a ser.

¿Y en tu vida, qué efectos tiene saber que has recibido una herencia tan especial como la que lees en las Escrituras? ¿Qué efecto tiene en ti, en el aquí y el ahora, saber que «el Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano» (Juan 3:35, RV60), y que por eso, a través de nuestra fe en él, tenemos acceso a la herencia que Jesús ha ido a preparar para nosotras?

Tal vez la herencia genética que hemos recibido de nuestros padres terrenales no sea extraordinaria; tal vez la herencia material que nos dejen cuando abandonen este mundo tampoco sea mucho; pero a nuestro alcance está una herencia incomparablemente mayor y mejor. «Puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria» (Rom. 8:17). Esta herencia, como ves, está asociada a un estilo de vida (ese es nuestro aporte personal): a entender que nuestro Maestro sufrió aquí en esta tierra, por tanto nosotras no hemos de esperar nada mejor ni más cómodo. Compartir con él una vida sencilla y humilde basada en la fe en Dios pone a nuestro alcance una maravillosa herencia de gloria.

Por eso, demos «gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz» (Col. 1:12, LBLA).

Radio Adventista

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