Miércoles 22 de Junio – Sufrio mas que nosotros – Matinal Jóvenes

Con todo, él llevará sobre si nuestros varones, y sufrirá nuestros dolores, mientras nosotros creamos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado (Isaías 53:4).

NO TENÍA PALABRAS PARA MITIGAR EL DOLOR QUE SENTÍAN. Ella, con tan solo 18 años, había decidido suicidarse y no había dejado ninguna carta, nota o explicación. Parecía una guerra de todos contra todos, ya que cada familiar intentó encontrar un justificativo de la tragedia culpando al que tenía a su lado. Me impactó ver el dolor de la abuela, la mamá de crianza, que se aferraba al cuerpo sin vida de su nieta y repetía frases de arrepentimiento. No eran adventistas, no tenían la esperanza de la resurrección, pero acudieron a nuestra iglesia buscando ayuda y allí nos aparecieron. Cada hermano adventista que estuvo presente se solidarizó al ver el sufrimiento reflejado en familiares y amigos.

Desde que inicié mi ministerio he podido palpar el dolor y la miseria humana que el pecado produjo en este mundo. Enfermedades dolorosas y cruentas, pérdidas de vida sin sentido, familias quebrantadas en aras del placer, hijos desamparados y padres despreocupados, pobreza extrema, accidentes, tragedias, catástrofes… ¡Cuánto dolor! Se puede ver sabiduría celestial detrás de los años de vida que acompañan a un hombre; porque, ¿de qué valdría vivir miles de años, en medio de un mundo que no encuentra el remedio para disipar el sufrimiento? Los setenta u ochenta años que se viven en esta tierra, son demasiados para ver los tristes resultados del pecado.

Dios, que jamás fue indiferente a la miseria humana, sufre al ver a sus criaturas experimentar dolor. El corazón de Dios llora cuando sus hijos son quebrantados por una enfermedad, por la pérdida de un ser amado, por una tragedia irreparable o por el abatimiento del diario vivir. Dios sabe lo que es el sufrimiento de sus hijos, porque lo experimentó en la persona de Jesús. «En la cruz, las aflicciones de un mundo perdido y caído (sus trastornos, enfermedades, dolor y sufrimiento) cayeron todos sobre Jesús a la vez. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores”. Es decir, las enfermedades y dolores de todos los humanos que han vivido o vivirán. Estaba todo ahí, concentrado a la vez sobre la persona de Jesús» (Clifford Goldstein, Vida sin límites , p. 107).

¡Qué maravilloso Dios tenemos! ¡Cuánta solidaridad y condescendencia! Aunque todo el sufrimiento, el dolor, y la angustia que vivimos son la consecuencia del pecado, transgresión de su ley, aun así, Dios se humano para probar lo que nosotros probamos ya la vez rescatarnos devolviéndonos la vida eterna. ¡A Dios sea la gloria por su maravilloso amor!

Radio Adventista

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