Miércoles 22 de Julio – William Crawford Gorgas – Devocional para Jóvenes

Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20.

-¿Cuál es el punto débil del enemigo? -preguntó el Teniente William  Gorgas- Allí es donde debemos atacar. Mientras más sepamos de sus costumbres, más fácil será vencerlo.

El enemigo del cual hablaba era culpable por una masacre humana peor que la efectuada por Genghis Khan. Había aniquilado un ejército de diez mil hombres en la Isla de Santa Lucía. En 1878 arrasó con trece mil personas, militares y civiles por Igual, en el Valle del Misisipi. Durante la guerra Hlspano-Americana, había dado muerte a más personas que los fusiles de ambos ejércitos juntos. El susodicho enemigo era el mosquito hembra de una especie rara que propagaba el germen de la fiebre amarilla. -¡Desháganse del mosquito! -ordenó el Dr. Gorgas.

-¿Qué? -se burlaba la gente-. ¿Está loco? ¡No podríamos matar a todos los mosquitos del mundo!

-Pero sí puedo Intentarlo -decidió el experto en salubridad-. Empezaré por estudiar al mosquito, conoceré bien sus hábitos y buscaré su punto débil.

Descubrió que el mosquito pone huevecillos que incuban una larva en forma de gusanillo que vive en el agua. Cuando la larva llega a tener aproximadamente medio centímetro, se convierte en mosquito. Un día, al observar la larva, descubrió el punto débil de su enemigo: si bien vivían en el agua, tenían que salir a la superficie por aire.

“Lo único que tenemos que hacer es evitar que lleguen a la superficie”, pensó el Dr. Gorgas. “Derramaré aceite sobre la superficie del agua. Las larvas quedarán atrapadas debajo del agua sin poder respirar. No habrá más mosquitos, no habrá más fiebre amarilla”.

Al cabo de unos meses se habían extinguido los mosquitos de Cuba. La liebre amarilla fue erradicada. En 1904, el Dr. Gorgas fue a Panamá y repitió la misma operación en ese país.

Tú y yo estamos en una lucha a muerte con el pecado. Como buenos soldados, necesitamos conocer el lado débil de nuestro enemigo. Creo haberlo descubierto en el centro mismo de la palabra sin (pecado, en Inglés). En medio de la palabra está la letra I (pronombre en primera persona, yo, en Inglés). Al colocar el yo en primer lugar, el egoísmo es el resultado natural de todo pecado. Igual que el mosquito hembra, el yo debe morir, a fin de que Cristo viva su vida en nosotros.

Radio Adventista

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