Jueves 20 de octubre 2016. Matutina para damas – “El regalo”

Jueves 20 de octubre 2016. Matutina para damas – “El regalo”

«¡Gracias a Dios, porque nos ha hecho un regalo tan grande que no tenemos palabras para expresarlo!» (2 Cor.9: 15).

“La vida es un regalo de Dios. Lo que hagamos con ella, es nuestro regalo hacia él”. Anónimo

CUANDO LA ABUELA del prestigioso autor cristiano John Ortberg murió, su esposo decidió regalar a la mamá de John una vajilla que encontró entre las pertenencias de su esposa. La mamá de John aceptó el regalo, pero sin muchas expectativas. Imaginaba que tendría poco valor; que estaría vieja y tal vez rota. Su sorpresa fue enorme cuando abrió la caja y se encontró la más exquisita vajilla de porcelana que había visto nunca. Cada pieza estaba pintada a mano, con hermosos adornos de oro, y provenía de una antigua fábrica europea destruida en la Segunda Guerra Mundial. Literalmente, estaba ante una vajilla de valor incalculable. ¡Tremendo regalo!

Lo interesante del caso es que la mamá de John ni siquiera sabía de la existencia de aquella vajilla. Por eso preguntó a su propio padre cómo era que ella nunca la había visto, y su padre le respondió que él tampoco la había visto nunca. Finalmente descubrieron, preguntando a miembros de la familia de mayor edad, que había sido un regalo que la abuela de John había recibido de joven. Ellos eran tan pobres, y la vajilla era un regalo tan costoso, que la envolvió cuidadosamente, la guardó en una caja en el ático, y esperó a usarla en alguna ocasión especial. Sin embargo, ninguna ocasión le pareció nunca lo suficientemente especial para utilizarla, así que la mujer se fue a la tumba sin haber usado el mayor regalo que había recibido.

Muy probablemente te sientas identificada con este relato, porque tú también tengas la costumbre de guardar lo más preciado que tienes para usar únicamente en ocasiones especiales; mi madre es así; sin embargo, yo soy todo lo contrario. Y desde el punto de vista espiritual, actuar así es uno de los errores más graves que podemos cometer. Dios nos ha dado el mayor regalo de todos: la salvación mediante la fe. No compartirlo sería dejar de cumplir el gran propósito que tuvo el Dador del regalo al entregárnoslo con tanto amor.

¿Esperar a una ocasión especial para compartir el regalo de la salvación? No tiene sentido. Todos los días son especiales; si lo dejamos encerrado dentro de nosotras mismas, nunca cumplirá su función.

 

Radio Adventista

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