Martes 20 de diciembre. Matutina adultos – La generación de Jesús: El punto clave
«Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: “Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová dar la victoria, sea con muchos o con pocos». 1 Samuel 14: 6
EN SU SUPERVENTAS El punto clave: Cómo los pequeños cambios pueden provocar grandes efectos, Malcolm Gladwell examina la clave estratégica de las tendencias culturales. Llega a la conclusión de que un cambio social a gran escala se comporta como una epidemia vírica (la gripe, el sarampión, el sida). Todo lo que necesitas es un solo virus con la capacidad de adherirse a otra persona, y, dado el contexto adecuado, el virus puede estallar en una multiplicación exponencial hasta que toda una población queda infectada. Para ilustrar ese proceso de progresión geométrica, Gladwell toma una hoja de papel y la dobla por la mitad. ¿Es el papel ahora el doble de grueso que antes? (No es una pregunta capciosa). Sí. Dóblalo de nuevo. ¿Tiene ahora cuatro veces el grosor original? Sí. Si pudieras plegar ese papel cincuenta veces, ¿qué grosor tendría? Yo aventuré que unos centímetros; un amigo propuso que tres metros. ¿La respuesta? El grosor llegaría de la Tierra al Sol. ¿Y si lo plegases cincuenta y una veces? De la Tierra al Sol ida y vuelta. Si a algo muy pequeño —trátese de una idea, una persona o incluso un movimiento— se le da ocasión de reproducirse y duplicarse, ¡puede acabar infectando o afectando al mundo entero!
Jonatán y su paje de armas no eran más que dos adultos jóvenes, pero eran cuanto Dios necesitaba para infectar el cobarde corazón del medroso ejército de Israel. Dos jóvenes trepando por la pared rocosa de un acantilado en poder del enemigo demostraron la fe radical y el valor audaz que el cielo sabía que cambiaría el curso de las cosas y aplastaría al enemigo. ¿Quién puede evitar admirar el valor de Jonatán, que gritó a su compañero de fatigas: «Ven, pasemos […], pues no es difícil para Jehová dar la victoria, sea con muchos o con pocos» (1 Sam. 14: 6)?
Buena noticia para los elegidos, que, como Jonatán, ¡necesitarán de Dios uno de esos finales de progresión geométrica en el tiempo del fin! ¿Cómo, si no, será alcanzada para Cristo toda una generación en cuestión de semanas? «Después de esto vi otro ángel que descendía del cielo con gran poder, y la tierra fue alumbrada con su gloria» (Apoc. 18: 1). Si el primer Pentecostés empezó con un puñado, ¿no podría empezar igual el último Pentecostés? Dios no necesita a millones en esta hora final de la historia de la Tierra. Todo lo que necesita son dos personas como tú y yo. Y si no puede hallar dos, entonces bastará con uno: aunque sea, para gloria de Dios, un muchacho contra un imponente gigante.