Domingo 14 de agosto – matinal mujeres. 1 + 1 = 6 o 7
«Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo» (1 Cor. 13: 7).
“Lo más importante es el amor”. El apóstol Pablo
MUCHAS FAMILIAS no se forman según el patrón de 1 + 1 = 2 que comienzan de cero, sino que son la suma de dos familias resultantes de matrimonios anteriores, a las que hay que unir en una. En nuestras iglesias hay cada vez más familias de este tipo, y qué bueno sería que pudiéramos ayudarlas a hacer frente a sus necesidades sin juzgarlas y siendo un bálsamo para cicatrizar heridas (tanto en el caso de que provengan de divorcios anteriores como si su anterior cónyuge ha muerto).
Cada familia llega al nuevo hogar con una serie de experiencias, hábitos, valores, criterios y expectativas diferentes. ¡Qué difícil ponerse todos de acuerdo! ¿Dónde viviremos? ¿Cómo repartiremos el dinero? ¿Qué normas pondremos? ¿Qué límites trazaremos en la educación de los hijos del otro? Si estás pensando ensamblar tu familia con la de un hombre cristiano al que quieres, ten presente que este paso requiere mucha oración, madurez y sentido de la responsabilidad.
Pensando principalmente en el bienestar de los niños, la sección «Ser padres» de la revista en línea Bebés y más* ofrece un decálogo orientativo para lograr que el nuevo núcleo familiar sea sólido. 1) No te hagas demasiadas expectativas, pues muchas no se podrán cumplir. Simplemente hace falta tiempo de adaptación para todos. 2) Sé positiva y flexible. Intenta no angustiarte y afrontar los problemas con buen humor. 3) Busca actividades en las que todos puedan compartir momentos buenos. Así es como se crea una identidad familiar. 4) Date tiempo para querer a tus hijastros y para que ellos aprendan a quererte. 5) Pide ayuda cuando la necesites. 6) Escucha a todos sin juzgar, criticar ni impacientarte. Así se generará confianza y respeto mutuos. 7) Define con tu pareja cuál será el papel de cada uno. 8) Si la expareja de tu esposo vive, mantén con ella una relación lo más neutral y positiva posible, pues siempre será la madre de tus hijastros. 9) Comunícate siempre de forma eficaz. 10) Haz de Dios el centro de tu nuevo hogar.
La nueva unión puede ser una bendición en la vida de todos, dando a la pareja una segunda oportunidad en la que intentar no cometer los mismos errores, y dando a los niños referentes cristianos de autoridad femenina y masculina para vivir una infancia tranquila y estable.