Lunes 29 de Mayo – Ley de telmo – Matinal Jóvenes

«No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejarán ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dar también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.» 1 Cor. 10:13

Existe una ley de la física que fue descubierta hace siglos y que nos muestra cómo se pueden romper los materiales. Se llama la «Ley de Telmo» y dice que es más fácil quebrar un material repitiendo una serie de movimientos pequeños que haciendo un solo esfuerzo pero mayor. Un fenómeno también conocido como “fatiga de materiales”. ¿No os ha pasado nunca con un alambre? Es muy difícil romperlo de un solo golpe, pero si lo movemos de un lado para otro durante un rato, se calienta y se quiebra.

Satanás ha experimentado eso con las personas. En los primeros tiempos del cristianismo tenía la tendencia a golpear fuerte. El circo con los leones produjo muchos mártires y pocas rupturas. Ahora lo hace de otra manera, poco a poco, pero repetidamente. Sabe que con la rutina de los días nos agotamos (los físicos dirían que se produce fatiga), perdemos esa inocencia y fe iniciales (los físicos le llaman flexibilidad) y terminamos quebrándonos. El Señor lo sabe y conoce el secreto para que eso no suceda. Debemos, en primer lugar, evitar las tensiones. No tenemos que preocuparnos excesivamente por las pruebas, ya que Dios no va a permitir que suceda nada que no podamos superar. Tener constancia de esa realidad alivia bastante porque nos coloca en la posición adecuada para aguantar. En segundo lugar, Jesús posee la capacidad de renovarnos. Eso quiere decir que, en sus manos, volvemos a la fe inocente que es superresistente porque cree de verdad. Como si fuésemos nuevos materiales.

¿Y si nos hemos roto? No hay problema, Jesús sabe cómo pegarnos. Le podríamos llamar «La Gotita». Una sola gota de su sangre es capaz de unir cualquier corazón quebrantado por el pecado, por la debilidad, por la fatiga o, incluso, por el exceso de confianza. Ya sé que cuesta creerlo, pero yo he visto vidas destrozadas por el dolor que se recompusieron por la esperanza que aporta la sangre de Cristo. He visto vidas mutiladas por las adicciones que, hoy, parecen sacadas de un catálogo de novedades. El secreto: una simple gota de su sangre. Como diría Pablo, hablando de la tecnología de la redención: «En él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia» (Efe. 1:7-8).

Para ti no hay Ley de San Telmo que valga porque te ha prometido que serás superresistente. Confía en él y verás.

Radio Adventista

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