«Mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantaran alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigaran» (Isaías 40:31).
El sexto síntoma de la depresión es la carencia de energía, la ausencia de fuerza para acometer las tareas ordinarias de cada día, tanto físicas como mentales. Se ha comprobado repetidamente que quienes sufren depresión se benefician de actividades tales como el ejercicio físico, la ayuda activa a los más necesitados y el trato social. Sin embargo, esas líneas de acción requieren energía y motivación, justo lo que le suele faltar al que sufre depresión.
Solo la mente puede comunicar fuerza a los músculos para iniciar la acción. Y como la energía interna está ausente, es necesario recurrir a algún agente externo que cambie la actitud. Acudir a Dios en súplica ferviente y con la certeza de sus promesas, es el medio que el Creador ha provisto para que la mente se imbuya del ánimo hacia la actividad: «Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del toro salvaje» (Salmos 92:10); «El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción» (Isaías 12: 2, NVI); «Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas» (Isaías 40:29); «estimado seré en los ojos de Jehová y el Dios mío será mi fuerza» (Isaías 49:5); «Jehová, fortaleza mía, fuerza mía y refugio mío en el tiempo de la aflicción» (Jeremías 16:19).
El texto de hoy se cuenta entre los más preciados para alcanzar ánimo y energía en momentos de abatimiento. ¡Qué símil más hermoso el del águila con nuevas fuerzas! ¡Qué bálsamo más eficaz para aquellos israelitas que se encontraban bajo el yugo de Asiria! ¿Y qué mensaje más reconfortante para los que vivimos en un siglo de actividad frenética que nos deja cansados y abatidos con tanta frecuencia!
Las águilas están dotadas de amplias y pesadas alas que agitan muy poco, pues aprovechan el impulso de la energía eólica para desplazarse. Y cuando se trata de elevarse, las águilas aprovechan las corrientes térmicas para alcanzar velozmente grandes altitudes con poquísimo desgaste y planear así durante horas sin cansancio.
Mantengamos fresca en nuestra mente la hermosa imagen del águila levantando el vuelo por impulso de las corrientes térmicas. Para los hijos de Dios, esa fuerza externa poderosísima no es otra cosa que el Espíritu Santo que nos empuja a correr sin cansarnos y caminar sin fatigarnos mientras cumplimos la voluntad del Señor.
¡Prepárate hoy para permitir al Espíritu manifestar su fuerza y su energía en tu vida!