Martes 7 de Junio – Adoración Verdadera – Devocional para Jóvenes

Me llevó luego al atrio interior del templo del Señor, y allí junto a la entrada del templo del Señor, entre la entrada y el altar, vi como veinticinco varones que, de espaldas al templo del Señor, estaban de rodillas y con la mirada puesta hacia el oriente, para adorar al sol (Ezequiel 8: 16).

DESDE QUE SATANÁS DESEÓ OCUPAR EL LUGAR DE DIOS en el cielo, la adoración al Creador tuvo rivalidades de todo tipo. A lo largo de la historia humana, el hombre adoro tanto a divinidades como a otros hombres, a las fuerzas de la naturaleza, a los astros, a seres imaginarios ya todo aquello que la fantasía pudiera soñar y ocupara un lugar sagrado en el corazón.

El propósito del enemigo al presentar estos engaños era desviar la mente de Aquel que merecía adoración y, en última instancia, dirigirla hacia él mismo. Toda persona que no adora al Dios de los cielos, indefectiblemente está adorando al enemigo, ya que en términos espirituales no hay una tercera opción.

Lo más triste es que, aunque la sociedad actual dice servir a Dios o pertenecer a alguna rama del cristianismo, los mismos engaños del pasado están presentes para desviar la adoración del Creador. «La naturaleza ha sido y es adorada como dios por el ser humano en diversas culturas, tanto del pasado como del presente. Incluso, en cierta forma, se puede decir que el evolucionismo (forma científica de darle a la naturaleza el título de creador) o la New Age (una forma de panteísmo) son maneras de adoración y de veneración. Una de las razones de esta actitud, se debe a que la naturaleza asombra y maravilla al hombre, tanto que ella misma inspira adoración» (Gerald A. Klingbeil y otros ed., Pensar la iglesia hoy: hacia una eclesiología adventista , p. 478 ).

En tiempos de Ezequiel, la adoración al sol estaba presente entre el pueblo de Dios. Cuando los israelitas se apartaron de las Escrituras e imitaron los ritos religiosos de las naciones vecinas, el pueblo escogido menospreció la singularidad que Dios les sostuvo y quisieron parecerarse a los demás. La adoración sin tener nada a la vista, era incomprensible para quienes no tenían conocimiento del verdadero Dios, y aún hoy, muchos necesitan mirar para adorar.

En nuestros días, con toda la luz que poseemos los adventistas, Dios nos invita a que mostremos por palabra y por testimonio en qué consiste la verdadera adoración. El imperativo: «Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua» (Apoc. 14: 7) debe ser una realidad en la vida de todo aquel que espera la segunda venida.

Radio Adventista

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