Lunes 3 de Enero – Enemistad Milenaria – Devocional para Jóvenes 2022

Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón (Génesis 3:15).

LUEGO QUE ADÁN Y EVA transgredieron la ley de Dios al comer del fruto prohibido, Satanás creyó haber triunfado y se posesionó como príncipe de este mundo. Al igual que él, la primera pareja había demostrado su incapacidad de ser obedientes a la ley de Dios y ahora, las criaturas de este mundo, se acoplaban en la rebelión.

Cuando Cristo vino para juzgar a Adán y Eva y mostrarles los resultados de su equivocada decisión, juzgó también a la serpiente y le dijo: «Pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre tu descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón ». Esta enemistad fue tan real y fiel, que la misma se vio manifestada desde el principio a través del odio que Caín sintió por Abel.

El último libro de la Biblia vuelve a mencionar la guerra de la serpiente contra los descendientes de la mujer (Apoc. 12:17). Lo notable de este texto es que además de la enemistad (o guerra) y predicha en Génesis, también identifica al pueblo perseguido con dos acciones específicas: guardar (los mandamientos) y tener (el testimonio de Jesús).

Esas dos acciones que señalan al pueblo adventista, lo ubican en el centro del conflicto predicho en Apocalipsis 12:17 y detallado en Apocalipsis 13: 11-18. Hoy gozamos de libertad para congregarnos, adorar a Dios en el día sábado, predicar en los templos y en los hogares, y enseñar que Cristo vendrá por segunda vez. Pero la enemistad puesta por Cristo en la simiente de la serpiente pronto se revelará, y los descendientes de la mujer sentiremos el peso de ser leales a nuestro Creador.

¿Te estás preparando espiritualmente para ese momento? La Mensajera adventista nos invita al reflexionar al decirnos: «El Señor nos ha elegido, y nos ha hecho objetos de su misericordia maravillosa. ¿Nos dejaremos hechizar por las charlas de los apóstatas? ¿Nos colocaremos de parte de Satanás y de su hueste? ¿Nos uniremos con los transgresores de la ley de Dios? Sea más bien nuestra oración: “Señor, pon enemistad entre mí y la serpiente” »(Elena G. White, Joyas de los Testimonios , t. 1, p. 591). Hoy más que nunca debemos renovar nuestros votos de fidelidad a nuestro Dios, porque solo su poder podrá guardarnos de la hora de prueba que azotará la humanidad.

Radio Adventista

View all contributions by