Domingo 8 de Mayo – Justicia para todos – Devocional para Jóvenes

Dios habrá de juzgar toda obra, buena o mala, junto con toda acción encubierta (Eclesiastés 12:14).

LA INJUSTICIA ES UNA DE LAS CONSECUENCIAS más tristes que acarreó el pecado cuando se instaló en este mundo, y aunque los hombres luchen por erradicarla, solo Dios tiene la capacidad para hacer un juicio justo.

En nuestros días hay padres que piden justicia porque sus hijos desaparecieron sin dejar rastros; hay países que piden justicia porque otros con mayor poder los despojaron de sus riquezas; hay niños y mujeres que piden justicia porque fueron víctimas del y abuso familiar; hay miles de hombres y mujeres que desean un resarcimiento porque fueron estafados por mentiras de empresarios y gerentes. Vivimos en un mundo de injusticias y no importa qué lugar se haya ocupado en este mundo, todos deseamos que haya justicia.

A través de un libro escalofriante de actualidad, Walter Graziano expresa su deseo de juicio sobre uno de los personajes más emblemáticos del siglo XX. ¿Quién fue en realidad Juan Pablo II, o Karol Wojtyla, a quien Ratzinger, su mano derecha y el Papa de Bush pretenden santificar en tiempo récord? ¿Por qué santificarlo en tiempo récord, violando los propios reglamentos vaticanos? Dudas, enigmas, misterios y clarísimas sospechas de que tras la historia de Juan Pablo II hay importantes y quizás muy oscuras cosas que desconocemos» ( Nadie vio Matrix , p. 298).

Pero más allá de los deseos individuales de justicia, los cristianos sabemos que algún día todos los hombres compararemos ante el tribunal de Cristo. Allí no habrá lugar para el soborno, para hacer valer la posición social, el grado de educación o una ascendencia de sangre «azul». Todo lo realizado, sea bueno o malo, se haya hecho a la luz del día o en la intimidad de una habitación, saldrá a luz. Ese juicio que se está llevando a cabo en el cielo confrontará a cada mortal con sus acciones y será Dios quien dicte la sentencia.

Por esta razón, si fuiste víctima de una calumnia, de una estafa o de cualquier forma de injusticia, no te desalientes: Dios se encargará de pelear tu causa. Además, llegará el día que no habrá más injusticias en este mundo, porque después que sea erradicado el pecado y el tentador, este mundo volverá a ser un mundo perfecto como lo diseñó el Creador al principio. Haz planes de vivir en él.

Radio Adventista

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