Les devuelve la vista a los ciegos; el Señor levanta a los caídos; y ama a los que practican la justicia (Salmos 146:8).
ELLA SE HABÍA APARTADO POR ALGUNOS AÑOS, pero estaba volviendo a la iglesia. Lo hacía porque sentía que los problemas la superaban. El sábado en la iglesia me había pedido que fuera a su hogar para que orara pidiendo la protección de Dios. Al conversar con esta joven conocí el drama que estaba viviendo. Su exmarido, un hombre violento e iracundo, había amenazado con prender fuego a su casa, estando ella con sus hijos adentro. Como había sido víctima de maltratos por muchos años, sabía que sus amenazas podrían concretarse, y como la policía le restó importancia al asunto, acudió a Dios para que los protegiera.
Al retirarme de su hogar, fui a ver a su madre que también había pedido que la visitara. Estando con ella le pregunté cuáles fueron las circunstancias para que su hija terminara con un hombre de esas características. Su madre me respondió: «Estaba ciega. Todos vimos que ese muchacho tenía la mente atrofiada por las drogas y le hablamos al corazón para que terminara la relación. Ya en el noviazgo él había mostrado que era una persona violenta. Pero mi hija no lo vio. Luego se hizo con él. Sus agresiones y los golpes físicos fueron en aumento, aún con la llegada de los hijos. Pero ahora, con 23 años de edad, mi hija se cansó y se separó de él; él le hizo todo tipo de amenazas, incluso esta última que nos dio miedo porque lo dijo delante de los niños».
¿Cómo es posible que algunas personas no vean que las decisiones que toman los conducen al peligro? Este mundo de pecado en el cual estamos inmersos ha cegado los ojos de millas que, en busca de la felicidad, toman decisiones que los arrastran al dolor ya la frustración. Hombres y mujeres que tuvieron una vida exitosa, terminaron en situaciones desesperantes por sus malas decisiones en la juventud.
Dios es el único que puede abrir los ojos y mostrar con anticipación los resultados de una decisión equivocada. Dios tiene el poder de abrir «los ojos» para que vean el peligro y lo eviten. Dios es el que puede ayudar a los jóvenes a tomar un camino que los conduzca a la felicidad ya la vida eterna. Dios puede alumbrar el sendero para que la oscuridad de este mundo no nos lleve al fracaso.
Al terminar de leer, te invito a que hagas una oración al Padre de las luces, porque si ahora tus ojos pueden ver, es por su maravilloso poder.