Domingo 10 de Abril – Ídolos ocultos – Devocional para Jóvenes

Raquel tomó los ídolos y los puso bajo la albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; así que Labán buscó en toda la tienda, y no los halló (Génesis 31:34).

COMO JACOB SE HABÍA ENRIQUECIDO en los últimos años, Labán lo miró sin aprecio. Después de 20 años de trabajo, Jacob tomó a Raquel, a Lea ya todos sus hijos y salió para volver a las tierras de su padre. Debido a la enemistad que había entre ellos, Jacob salió sin despedirse.

Tres días después, Labán operó a su yerno y lo acusó de robar los ídolos que le pertenecían. Jacob, teniendo la seguridad de que los ídolos no estaban en su hogar, declaró: «Al que encuentres con tus dioses en su poder, no quedará con vida» (Gén. 31:32). Labán buscó por todo el campamento, pero sin éxito. Aunque Labán nunca lo supo, las Escrituras revelan que sus sospechas estaban bien fundamentadas, ya que su hija Raquel fue quien se los había robado. A la vista humana Raquel fue inocente, ante la vista de Dios esta mujer fue ladrona e idólatra.

¿Por qué muchas veces tememos el parecer humano más que el divino? ¿Por qué cuidamos tanto las apariencias, si cuando Dios nos juzgue, no mirará las apariencias sino las intenciones del corazón?

Ese sábado al término del culto divino, ella me pidió que la visitara en su hogar. Cuando lo hice, me comentó el problema que estaba viviendo. Eran cerca de las dos de la mañana cuando notó que estaba sola en la cama. Se levantó para ver qué ocurría y fue para la sala. Allí estaba su esposo frente a la computadora mirando películas pornográficas. No supo qué hacer ni qué decir, ya que no sabía si eso estaba mal, ya que solo «estaba mirando». Pero el sábado había escuchado mi predicación, y allí entendió que mirar fotos y filmaciones pornográficas es pecado (Mat. 5: 28).

Cuando terminé de contarme, me pidió que no hablara con su esposo porque se enojaría con ella. Solo quería que orara, para que él abandonara ese pecado y le fuera fiel también en pensamientos.

El problema de este hombre adventista quedó oculto hasta el día de hoy y en la iglesia nunca se supo lo que él miraba. Como Raquel, siempre parecía un buen cristiano sin que nadie tuviera algo que objetar. Pero, ¿habrá podido desaparecer del ídolo de la pornografía? ¿Se habrá dado cuenta de que un pecado, aunque se mantenga oculto, es pecado a la vista de Dios?

No te permitas tener ídolos ocultos en tu vida espiritual. No tiene sentido ocultar ante los ojos humanos lo que Dios ve en todo momento.

Radio Adventista

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