Un camino de fe
«Hasta ahora el Señor nos ha ayudado». 1 Samuel 7: 12
SIN LUGAR A DUDAS, hay situaciones que hacen que nuestra fe se tambalee. Experimenté una de estas situaciones cuando mi hija, Darnell, me dijo en 2010: «Papá, quiero estudiar en la Universidad Andrews». A pesar de que había sido aceptada en dos universidades más asequibles, ella deseaba asistir a Andrews, en Berrien Springs, Míchigan. Debido al elevado costo de la colegiatura le respondí: «No, papá y mamá no pueden pagar lo que cuesta Andrews». Sin embargo, Darnell fue persistente en expresar su deseo de matricularse en Andrews. Así que Denise (mi esposa) y yo decidimos echar otro vistazo y, sorprendentemente, vimos que podríamos cubrir los gastos de Darnell si ella obtenía una beca parcial. La retamos a aprobar sus exámenes y a graduarse con un buen promedio, ya que solo de esa forma podría hacer realidad su sueño.
No hace falta decir que Darnell aprobó sus exámenes con muy buenas calificaciones, y gracias a la beca Denise y yo vimos la posibilidad de costear los gastos durante los cuatro años. Por consiguiente, después de que fuese aceptada y recibiese su formulario I-20, nos aventuramos con fe y llevamos a Darnell a Andrews en mayo de 2010. Durante la inscripción, Dios obró a nuestro favor y logramos inscribirla.
Todo marchó bien año tras año, a excepción del último año, cuando dejamos de recibir el dinero de la renta de alquiler. Utilizábamos ese dinero para sufragar nuestros gastos. Esto puso a prueba nuestra fe en gran medida; tanto es así, que dijimos, «Darnell, lamentablemente, puede que no seamos capaces de continuar haciendo frente al pago de tu matrícula. Puede que tengas que volver a casa». Por supuesto, estas no eran buenas noticias. A pesar de que lo comprendió, no se lo tomó bien. De alguna manera, recordamos la fidelidad a Dios en el pasado y decidimos vivir un día a la vez. Por la gracia de Dios no fue necesario que Darnell regresara a casa y se graduó en mayo de 2014.
El domingo de la graduación de Darnell fue muy gratificante, especialmente mientras marchaba y estrechaba la mano del Dr. Andreasen, el rector de la Universidad Andrews. En ese momento recordé que «nada es imposible para Dios». Lo mismo se aplica a ti hoy, servimos a un Dios Todopoderoso e increíble. «Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre» (Hebreos 13: 8).
Leonard Johnson
Bahamas