Viernes 7 de Mayo – Inversamente proporcional – Matinal para Jóvenes 2021

“A él le toca crecer, ya mí menguar” (Juan 3:30, NVI).

No sé si sentiste celos alguna vez. Lo más probable es que sí. Es una de las cosas más frecuentes y difíciles de enfrentar como seres humanos. Hasta se ha asociado un color a esta sensación que tan destructiva resulta para mucha gente y relaciones.

Juan no estuvo exento de esta tentación. Toda su vida se había dedicado a un objetivo que parecía cumplido. El problema es que ya no ocupaba ni un tercer plano en la escena. O, al menos, sus seguidores lo consideraban un problema. Fueron preocupados a contarle que ahora todos seguían al nuevo Maestro que también bautizaba.

“Con estas palabras, Satanás presentó una tentación a Juan. Aunque la misión de Juan parecía estar a punto de terminar, todavía le era posible estorbar la obra de Cristo. Si hubo simpatizado consigo mismo y expresado pesar o desilusión por ser superado, habría sembrado semillas de disensión, lo que habría fomentado envidia y celos, y habría impedido gravemente el progreso del Evangelio ”(El Deseado de todas las gentes, págs. 150, 151 ).

Pocas veces nos detenemos a pensar qué hubiera pasado realmente si Juan hubiera caído en esta trampa. Vemos como algo hasta “esperable” que no haya caído en esta tentación y haya actuado de forma incondicional y cómplice con su primo y Salvador.

Pero a la hora de la verdad, a nosotros no siempre nos resulta fácil sobreponernos a tentaciones mucho menores con relación a este tema.

Ante nuevos proyectos más promisorios o líderes más capacitados, muchas veces actuamos de forma contraria a la que actuó Juan.

“A él le toca crecer, ya mí menguar”. ¡Cuántas cosas cambiarían si esa fuera de nuestra forma de actuar!

Juan tenía claro que todo lo bueno venía de Dios y que solo si Jesús ocupaba el rol protagónico podría cumplirse el plan de salvación que él tanto había predicado.

“Los que son fieles a su vocación como mensajeros de Dios no buscarán honra para sí mismos. El amor por el yo desaparecerá en el amor por Cristo. Ninguna rivalidad mancillará la preciosa causa del Evangelio. […] Elevarán a Jesús, y con él la humanidad será elevada ”(ibíd, pp. 151, 152).

¡Qué desafío y qué promesa!

Te invito a adoptar esta frase como uno de tus lemas de vida, a aceptar este crecimiento inversamente proporcional ya ser parte del plan transformador para el mundo.

Radio Adventista

View all contributions by