SIERVO FIEL

«Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”» (Mateo 25:21).

Dios desea que cada ser humano sirva de alguna manera a sus semejantes. Ayudando a otros a través de actividades útiles y desinteresadas aumentaremos simultáneamente nuestra propia felicidad y utilidad. No obstante, el servicio depende de la utilización de los dones y talentos. Pero ¿qué tipo de servicio es el más apropiado para mí? ¿Cómo descubro mis dones?

Conocí (L) al Sr. Carlos, cuando atendía el negocio de mis padres, en Mar del Plata (Argentina). Era un hombre mayor que llegaba todos los viernes en su bicicleta y compraba unos kilos de miel. Su trabajo consistía en comprar distintos productos que luego revendía casa por casa. Cierto día, mostró interés en estudiar la Biblia, así que le ofrecí regalarle una si aceptaba mi invitación de estudiarla juntos. Algunos meses más tarde, el Sr. Carlos se entregó a Dios y resolvió dedicar su vida para servirle. Entonces, siguió vendiendo sus productos pero, en la parte trasera de su bicicleta, puso un anuncio para promocionar cursos bíblicos, cursos para dejar de fumar o cuantas actividades organizara la iglesia a la que asistía. Si alguno se interesaba, le entregaba un folleto o le explicaba cómo llegar a las reuniones. Siempre tenía algo para compartir con quienes tuviesen mayores necesidades que él. Durante años llevó un registro minucioso de los temas bíblicos que estudiaba. Con el tiempo, fue diácono en la iglesia y era habitual verlo en la entrada del templo, donde daba una afectuosa bienvenida a quienes se allegaban a la casa de Dios.

Jesús enseñó que Dios ha otorgado dones y talentos a cada persona: «A uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad» (Mateo 25:15). No hay nadie que carezca de algún bien para utilizar en el servicio de su obra. Pero es nuestra tarea utilizarlos y multiplicarlos, para la honra de Dios.

Si deseas conocer el tipo de servicio más apropiado para ti, comienza por lo que ya sabes hacer y busca, a partir de ahí, el modo de beneficiar a los demás. Recuerda que para descubrir y desarrollar las habilidades necesitas experimentar personalmente en los diferentes ámbitos de servicio. A veces, tus seres amados verán tus capacidades y te animarán a utilizarlas. Poniendo en práctica lo que ya tienes, tus talentos se multiplicarán. Solo así escucharás decir algún día: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor».