Viernes 5 de Junio – PAN Y AGUA – Devocion Matutina para Mujeres

PAN Y AGUA

«Les diste además pan del cielo para saciar su hambre y agua de la roca para apagar su sed» (Nehe. 9:15).

Tenía apenas siete años de edad, pero su mamá le había enseñado a confiar en Jesús y él lo había aprendido muy bien. Tanto, que lo ponía en i práctica todos los días de su sencilla vida infantil. Y así lo demostró en un día común y corriente de la década de los setenta del pasado siglo.

Todo estaba transcurriendo como cualquier otra jornada hasta que, de pronto, el agua se fue en todo el pueblo. Esto casi nunca sucedía, y menos en las primeras horas de la mañana, cuando las amas de casa realizaban sus labores domésticas y preparaban el almuerzo para sus familias. La falta del preciado líquido les impidió continuar con lo que estaban haciendo, por lo que algunas vecinas decidieron salir a la calle para comentar entre ellas lo sucedido. Fue así como el pequeño de siete años se enteró de la noticia. Lleno de fe en su mejor amigo, Jesús, les dijo a aquellas mujeres: «No se preocupen, voy a orar a Jesús y él nos va a enviar agua». Y eso hizo.

La mamá y el niño se arrodillaron a orar. Apenas habían terminado la oración cuando se oyó un sonido de tuberías. Pronto comenzó a salir agua de la llave, y en tal abundancia como nunca antes habían visto… ¡¡¡pero solo en la casa de ellos!!! La mamá corrió a avisar a sus vecinas de que en su casa había agua y, cuando vieron que en las demás casas no había, se formó una larga fila de mujeres con recipientes vacíos que esperaban poder llenarlos en la casa de aquel pequeño. Sus papás aprovecharon la ocasión para dar a conocer a sus vecinos las creencias de la Iglesia Adventista, y muchos recibieron posteriormente estudios bíblicos y entregaron su corazón a Jesús.

¿Necesitas algo con urgencia? Dios es tu proveedor, y te dice hoy: «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jer. 33:3, RV60). Quizás lo que te urge a ti es mucho más complicado que agua para beber, pero la promesa se aplica igualmente a tu caso. Si tienes una fe sencilla como la de un niño, podrás pedir a Dios que sacie tu hambre y tu sed con pan del cielo y agua de vida, y él lo hará. Y tú, saciada de él, darás testimonio de su poder.

Radio Adventista

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