UN SUEÑO HECHO REALIDAD
«Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme, nunca dejará que caiga el hombre que lo obedece». Salmo 55: 22
DURANTE EL TRAYECTO por alcanzar tus sueños, la vida puede tornarse difícil, pero al abrir la Palabra de Dios encontramos fortaleza espiritual en sus promesas y en la oración hallamos una fuente de poder divino. Muchas veces caemos en el error de solo creer en teoría, el desafío es permitir que el mensaje de la Biblia se convierta en una realidad.
Mientras estudiaba en la universidad experimenté la angustia de no saber cómo iba a pagar los gastos. Estudiaba enfermería en la Universidad de Linda Vista y a pesar de que ese siempre había sido mi sueño y de que ponía todo mi empeño por hacer lo mejor, sinceramente no sabía qué milagro el Señor haría para resolver mi precaria situación.
A veces creemos saber cómo Dios debe solucionar el problema y ese fue mi caso. Como jóvenes es muy común orar no para que se haga la voluntad de Dios sino para indicarle a Dios cómo debe actuar él, ¿te has fijado? Muchas veces el Señor actúa en maneras que no comprendemos y cuando nos vemos sin opciones no nos queda de otra más que confiar en su Palabra.
Los días pasaron y el Señor ya estaba trabajando en un plan para alcanzar mi sueño, tenía preparadas grandes sorpresas para mi vida espiritual: el colportaje. Después de haber participado en una escuela de capacitación para colportores empezó el desafío de reunir el dinero que necesitaba para inscribirme el año siguiente. Re cuerdo que cada día, al salir a colportar, me repetía: «Lo que para el ser humano es imposible, para Dios es posible», y tengo para contarte que así sucedió, hoy agradezco a Dios porque por medio del colportaje aprendía confiar en él y obtuve el dinero necesario para costear mis estudios.
La diferencia entre los que alcanzan sus metas y los que viven en un mundo de fantasía, siempre planificando pero nunca hacen nada, radica en quién ponemos nuestra confianza. El texto de hoy nos invita a colocar nuestras preocupaciones en los hombros del Señor, ese es el secreto del éxito y la prosperidad.
Hoy te animo a poner en práctica el consejo del Salmista, me funcionó a mí y te puede funcionar a ti también.
Adaneli Cruz Hinojosa
México.