PODEROSA TRANSFORMACIÓN
«En ese momento el espíritu de Dios vendrá sobre ti. […] A partir de entonces, tu vida cambiará por completo». 1 Samuel 10: 6
EL 21 DE MARZO DE 2015 me encontré con Sandy Rodríguez. Sandy no es un personaje famoso, no ha hecho un descubrimiento científico. Es un joven como tú y como yo. Entonces, ¿por qué quiero hablarte de Sandy? Ese día nos juntamos un grupo de amigos, y él contó a los presentes que yo le había sacado la decisión de bautizarse mientras él estaba borracho. Todos me miraron con asombro, y yo les dije que era cierto, que convencía Sandy de que se bautizara cuando se hallaba bajo los efectos del alcohol.
Todavía recuerdo vívidamente el lugar exacto donde hablé con él. Sandy tenía unos catorce o quince años y ya era adicto al alcohol. ¿Qué futuro podría tener un jovencito de su edad, sumergido en las garras del alcohol? Su condición era tan deplorable que decidí no esperar más tiempo. Solo Cristo podía cambiar la vida de Sandy, así que le prediqué y lo invité a entregar su vida a Jesús por medio del bautismo. Y él aceptó
Por supuesto, varios se me acercaron para cuestionar mi decisión de bautizarlo. Decían que Sandy no estaba listo, que esa decisión no sería permanente, que yo tenía que esperar a que diera «frutos». En fin, la típica retahíla de argumentos que presentan muchos «santos» para evitar que una persona como Sandy entre a las aguas del bautismo. Decidí no hacer caso a las protestas y lo bauticé. ¿Y qué ha pasado con Sandy? Por supuesto, ya no consume alcohol. Ahora Sandy es un líder de la iglesia, aprendió inglés, está finalizando la carrera de Ingeniería Electromecánica y, al mismo tiempo, está cursando una licenciatura en Matemáticas. El Espíritu de Dios transformó a Sandy en otro hombre.
La experiencia de Sandy evoca en mí estas palabras: «Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados» (Efesios 2: 4-5). ¿Te fijaste bien cuándo fue que recibimos la vida? ¡Cuando estábamos muertos, es decir, sumergidos, en nuestros pecados!
Apreciado joven y señorita, con independencia de cuál sea tu condición, tu vicio, tu pecado, tú puedes entregarle tu vida a Jesús ahora mismo. Y el Dios que transformó a Sandy, también te trasformará a ti.
No tienes que esperar más. Hazlo ahora, y no te arrepentirás.
J. Vladimir Polanco
Director de la revista Prioridades