Viernes 29 de Noviembre – FORTALECER LA UNIDAD – Devocional para Adultos

FORTALECER LA UNIDAD

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” (Apocalipsis 12:7, 8).

Desde que surgió el pecado, Satanás trabaja para sembrar la duda, generar comparación, promover competición, estimular críticas y poner a unos contra otros. Cuando esa obra de rebelión y desunión comenzó en el cielo, Dios tuvo paciencia y amor, pero preservó la unidad expulsando a Satanás y a sus seguidores.

El objetivo del enemigo pasó a ser, desde entonces, el pueblo de Dios en la Tierra. Por medio de diferentes estrategias y personas, continúa sembrando desunión como forma de alcanzar a Dios y continuar la obra de sublevación que comenzó en el cielo.

De tiempo en tiempo, despierta movimientos disidentes o ministerios independientes que acusan a la iglesia de haberse transformado en Babilonia y llaman a un remanente para que salga del Remanente. Hay, sin embargo, una dura advertencia contra eso: “Usted toma pasajes de los Testimonios que hablan de la terminación del tiempo de gracia, del zarandeo entre el pueblo de Dios, y usted habla del surgimiento de entre este pueblo de un pueblo más puro y más santo que se levantará. Todo esto agrada al enemigo” (Eventos de los últimos días, p. 52).

En muchas ocasiones a lo largo de la historia, Dios separó a un remanente del movimiento religioso dominante. Sin embargo, en los últimos días será diferente. Dios no va a retirar a los buenos de en medio de los malos, sino a los malos de en medio de los buenos. El nombre de ese proceso es zarandeo. La cizaña será arrancada; la paja, llevada por el viento. Elena de White deja en claro que “puede parecer que la iglesia está por caer, pero no caerá. Ella permanece en pie, mientras que los pecadores que hay en Sion son tamizados, mientras la paja es separada del trigo precioso” (Mensajes selectos, t. 2, p. 475).

Unidos siempre somos más fuertes, llegamos más lejos y vamos más rápido. La desunión produce el efecto contrario: nos debilitamos, no logramos avanzar y todo se hace más difícil. Cuando, por cualquier razón, la unidad es afectada o construida sin una base bíblica, nuestras creencias, estructura y misión se debilitan, y se compromete la propia salvación de quien esté involucrado con esos movimientos.

Haz todo lo que esté a tu alcance para que la iglesia sea más unida, fiel, bíblica y poderosa en la misión. Nunca actúes para dividir fuerzas. Estamos en guerra, y no podemos ser un ejército que lucha contra sí mismo.

Radio Adventista

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