SEPAMOS POR QUÉ CREEMOS LO QUE CREEMOS
«Vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos semejantes a ranas. Son espíritus de demonios». Apocalipsis 16: 13-14
VI QUE LOS SANTOS deben comprender a cabalidad la verdad presente y que han de sustentarla en las Escrituras. Necesitan comprender el tema del estado de los muertos; ya que aparecerán incluso espíritus de demonios que se harán pasar por sus seres queridos y parientes, y enseñarán que el día de reposo ha sido cambiado y otras doctrinas ajenas a la Biblia. Harán cuanto esté en su poder para despertar interés, y realizarán milagros delante de ellos para confirmar lo que declaren. El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir a estos espíritus con la verdad bíblica de que los muertos nada saben y de que los que se les aparecen son espíritus de demonios. […]
Hemos de examinar cuidadosamente el fundamento de nuestra esperanza, ya que tendremos que dar razón de ella basados en las Escrituras. Este engaño se difundirá y tendremos que enfrentarlo, y a menos que estemos preparados para ello, quedaremos confundidos y vencidos. Pero si hacemos todo lo que podemos de nuestra parte a fin de estar listos para el conflicto que nos espera, Dios hará su parte y su brazo todopoderoso nos protegerá. El mandaría todos los ángeles de la gloria para socorrer a las almas fieles y poner un cerco en derredor de ellas, antes que permitir que sean engañadas y extraviadas por los prodigios mentirosos de Satanás.
Vi con qué rapidez este engaño se estaba difundiendo. Se me mostró un ferrocarril que iba con la rapidez del rayo. El ángel me invitó a mirar con atención. Fijé los ojos en el tren. Parecía que el mundo entero iba a bordo de él, y que no quedaba nadie sin subir. Dijo el ángel: «Se los está atando en gavillas listas para ser quemadas». Luego me mostró al conductor, parecía una persona de porte noble y hermoso aspecto, a quien todos los pasajeros admiraban y reverenciaban. Yo estaba perpleja y pregunté a mi ángel acompañante quién era. Dijo: «Es Satanás. Es el conductor que adopta la forma de un ángel de luz. Ha tomado cautivo al mundo. Se han entregado a poderosos engaños, para creer una mentira y ser condenados. Este agente, el que le sigue en orden, es el maquinista y otros de sus agentes están empleados en diferentes cargos según los necesite, y todos se dirigen hacia la perdición con la rapidez del rayo».
Pregunté al ángel sino quedaba nadie. Me invitó a mirar en la dirección opuesta, y vi un grupo pequeño que viajaba por una senda angosta. Todos parecían estar firmemente unidos, ligados por la verdad.- Primeros escritos, cap. 21, pp. 121-122.