Viernes 24 de Noviembre del 2017 – EL ARTE PERDIDO – Devoción matutina para la mujer

EL ARTE PERDIDO

“¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre!”(1 Crón. 16:34, NVI).

Hice un viaje especial al banco para obtener un billete nuevo. No era una cantidad enorme, pero era bastante para mi presupuesto. Volví a casa muy feliz, adjunté el dinero a la tarjeta de cumpleaños y la envié por correo a mi amiga, que vivía en otro Estado.

Pasaron los días… pasaron las semanas… La tarjeta no me fue devuelta, aunque la dirección de mi casa estaba en el sobre. No hubo llamada telefónica, ni carta, ni mensaje de texto ni comentario cuando la vi en persona. Estaba decepcionada. Realmente me sentía sin ganas de repetir el regalo. No esperaba mucho; solo una palabra: “¡Gracias!” He recibido regalos, incluso de mi esposo, que no hubieran sido mi primera elección; y sé que he dado regalos que no gustaron demasiado. Sin embargo, si tratamos de entender la intención del dador, es más fácil ser cortés y apreciar el regalo. El aprecio debe ser sincero, y no sonar falso.

La sal es un pequeño ingrediente en un pan sabroso; el aprecio es un pequeño ingrediente en las buenas amistades. El corazón de Dios no necesita de mi alabanza y aprecio para ser feliz, pero sé que le gusta. ¡Y un corazón agradecido hace mucho a mi actitud!

Una historia increíble de adoración a Dios y reconocimiento de su grandeza es la de Job. Luego de recibir las devastadoras noticias de la pérdida de todos sus hijos, sus bueyes, burros, ovejas, camellos y sirvientes, ¿sabes qué hizo? Alabó, bendijo y magnificó el nombre del Señor. ¿Puedes imaginarte mantener la perspectiva lo suficiente como para agradecer a Dios ante ese tipo de adversidades? ¡Qué ejemplo de una gran actitud de confianza, incluso durante la tragedia! Es fácil hacer largas listas de cosas que el Señor proporciona, por las que podemos estar agradecidos: cosas de la naturaleza, la satisfacción de las necesidades básicas, el intrincado equilibrio del cuerpo humano, bendiciones espirituales… cosas que damos por sentadas.

Dios debe de estar decepcionado de que estemos tan ocupadas, incluso con cosas buenas, que no tengamos un corazón agradecido que susurre “Gracias” a menudo. La simple expresión de aprecio parece estar convirtiéndose más y más en un arte perdido entre las personas, ¡y aún más para con nuestro Creador! ¡Y Redentor! ¡Y Dador de cada buen don!

Roxy Hoehn

Radio Adventista

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