PRIMERO DIOS

“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:5).

¿Qué es más importante para ti, Dios o una pizza? Bueno, para realizar este tipo de preguntas, estoy considerando que a ti te guste la pizza tanto como a mí. Sé que esa cuestión puede parecer obvia o incluso irrespetuosa, pero es solamente una oportunidad para invitarte a pensar sobre el verdadero lugar que Dios ocupa en tu vida.

La respuesta es obvia, y no imagino que sea diferente: Dios es más importante, no hay lugar a comparación. Pero, ¿realmente es así? Piensa conmigo: Si tienes una semana especial en la iglesia y una invitación para comer pizzas con tus amigos en el mismo horario del culto por la noche, ¿cuál sería tu elección? Si tienes tan solo quince minutos por la mañana, ¿qué eliges: tu comunión personal o el desayuno? ¿Gastas más tiempo en las redes sociales o en los momentos devocionales? Las preguntas podrían ser diferentes, pero en el fondo es la misma: ¿Dios realmente ocupa el primer lugar en tu vida?

Es tiempo de no vacilar con las cosas espirituales. O estamos realmente comprometidos con Dios, o la batalla estará perdida. O nuestras palabras combinan con nuestras prioridades, o seremos como la casa construida sobre la arena, que parece bonita y fuerte, pero no resiste a las primeras tempestades.

Vivimos un momento decisivo de la historia. Estamos expuestos a las tentaciones más sutiles del enemigo y enfrentamos una desafiante crisis espiritual como iglesia. Esa es una combinación altamente peligrosa. “Al considerar el poco tiempo que nos queda, debiéramos velar y orar como pueblo, y en ningún caso dejarnos distraer de la solemne obra de preparación para el gran acontecimiento que nos espera” (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 301).

Es tiempo de levantarnos para realmente colocar a Dios en primer lugar en la vida personal y también en la iglesia. En los escritos de Elena de White, la seguridad es absoluta: “Si tienes voz y tiempo para orar, Dios tendrá tiempo y voz para responder” (Review and Herald, 1° de abril de 1890). ¿Por qué no lo pruebas?

“Cuando Dios quiere hacer una gran obra, primero él pone a su pueblo a orar”, dijo el predicador Charles Spurgeon. ¡No pierdas tiempo! Coloca a Dios en primer lugar en tu vida y únete al reavivamiento que él está levantando. Como resultado, nuestra esperanza se concretará más rápidamente.