«Le era necesario pasar por Samaria». Juan 4:4, RVC
PARA EL VIAJERO QUE QUERÍA IR DE JUDEA A GALILEA, la ruta más corta I era a través de Samaria, pero a ningún judío «respetable» se le ocurría hacer tal cosa. En cambio, prefería dar un largo rodeo por el valle del Jordán. ¿Por qué esfuerzo semejante?
Es que «los judíos y los samaritanos eran acérrimos enemigos, y en cuanto les era posible, evitaban todo trato unos con otros» (El Deseado de todas las gentes, cap. 19, p. 161). Sin embargo, cuando Jesús tuvo que viajar desde Judea hasta Galilea, usó la ruta que ningún fariseo tomaría estrictamente. ¿Por qué? Porque a él «le era necesario pasar por Samaria». Específicamente, tenía que llegar a Sicar, donde, alrededor del mediodía, una mujer acudía periódicamente a sacar agua del pozo de Jacob. Dice la Escritura que «eran casi las doce del día» (Juan 4: 6) cuando se produjo el encuentro
-Dame de beber —le dice Jesús. —« ¿Y cómo es que tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?»
Ella se sorprende, y con razón, porque él, siendo judío, le pide de beber a una samaritana. ¿Qué tal si supiera que quien le habla no es cualquier judío, sino nada menos que el Salvador del mundo? ¿Y qué tal si supiera que, precisamente para revelarlo a ella, él viajó hasta ahí?
¿Qué habrán pensado los ángeles celestiales al ver al Creador de los cielos y la tierra, del mar y las fuentes de las aguas, sentado junto al pozo de Jacob, a la hora más caliente del día? ¿Que habrán pensado al verlo pedir de beber a una mujer pecadora?
—Si conocieras el don de Dios le responde Jesús—, y quién es el que te dice: «Dame de beber»; tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.
Dice el relato que ella pidió de esa agua, y él le dio. Y cuando ella la probo, con otros la compartieron. Dejando su cántaro, «se fue a la ciudad, y les dijo a los hombres: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo cuanto él hecho. ¿No será este el Cristo?” Entonces ellos salieron de la ciudad, y fueron a donde estaba Jesús» (Juan 4: 28-30).
¿Qué ocurrió cuando ellos también tomaron del agua viva? «Muchos más creyeron por la palabra de él, y decían a la mujer: “Ya no creemos solamente por lo que ha dicho, pues nosotros mismos hemos oído, y sabemos, que este es verdaderamente el Salvador del mundo”» (vers. 41 -42).
¡Ahora entendemos por qué Jesús tenía que pasar por Samaria! Y también entendemos otra cosa: ¡Que no hay nada que nuestro maravilloso Dios no esté dispuesto a hacer con tal de salvarnos!
Gracias, bendito Jesús, porque dejaste tu trono y moriste en la cruz, y todo por amor a mí. Ayúdame a compartir hoy del agua de vida que brota para vida eterna.