PIEDRECITAS
“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (Lucas 14:28).
¿Te gustan las matemáticas? Mmmm… No lo creo. Tal vez sí, y eres un experto en el tema. ¿Y qué me dices de las estadísticas? ¿Son tu fuerte?
Más allá de estas cuestiones, hoy (según la Asamblea General de las Naciones Unidas) es el Día Mundial de la Estadística. Las estadísticas son muy importantes, porque te ayudan a tener mayor perspectiva de las cosas, amplitud de miradas y análisis y predictibilidad de sucesos.
El eslogan que usan para promocionar este día es: “Datos mejores, vidas mejores”. Y es verdad. Cuanta más información tienes sobre un asunto, mejores decisiones puedes tomar respeto de este. Y eso es lo que sucede en el versículo de hoy y los que continúan. Jesús nos propone ser racionales y lógicos mediante dos ejemplos:
1. Un hombre, antes de edificar una torre, calcula los gastos que tendrá. Será el hazmerreír de todos si empieza y no puede concluir (Luc 14:28-30).
2. Un rey, antes de ir a la batalla, cuenta los soldados de su ejército y analiza si puede hacer frente o no al ejército que se viene (Luc. 1431,32).
Finalmente, y tomando todos los recaudos, Jesús nos invita a tomar su cruz e ir en pos de él. “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Luc. 14:27).
La palabra “cálculo” deriva de una palabra latina que significa “piedrecita”, debido a las piedrecitas que se usaban en los ábacos para contar. Por eso, también se denomina “cálculo renal” a la afección de tener piedrecitas en el riñón. Un cálculo bien hecho puede ser muy útil; de lo contrario, te dará contratiempos y dificultades.
Hoy puede ser un día histórico. Infórmate, para poder tomar buenas decisiones. Argumenta, para debatir ideas sanamente. Indaga, para saber qué es lo que hay que hacer y qué no. Calcula el costo de llevar la cruz, y cárgala con alegría y fe.
“No tengo mayor deseo que el de ver a nuestra juventud imbuida por el espíritu de la religión pura que los conducirá a tomar su cruz y seguir a Jesús. […] Al transitar por el sendero del deber, podéis estar seguros de que recibiréis la gracia que cada día necesitáis” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t.5, p.82).