EL SEÑOR NOS ALUMBRA
«Dios el Señor nos alumbra y nos protege; el Señor ama y honra a los que viven sin tacha, y nada bueno les niega» (Sal. 84:11).
Año 2010; Ciudad de Merliot, en El Salvador; se vivían semanas llenas de entusiasmo en el colegio Nazaret. Los estudiantes se disponían a llevar a cabo las pruebas de acceso a la universidad. Atrás estaban a punto de quedar los recuerdos de la adolescencia creados en aquellas aulas. Muchos anhelaban ser profesionales, entre ellos una joven llamada Monik, que soñaba con ser enfermera.
Llegado el momento de graduarse, ya todos habían elegido la universidad en la que realizarían sus estudios; todos excepto Monik, pues los exámenes de admisión de la universidad que ella había elegido se harían en sábado y ella tenía muy claro el cuarto mandamiento bíblico: «Acuérdate del sábado para consagrarlo al Señor. […] No hagas ningún trabajo en ese día» (Éxo. 20:8-10). «Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos» (Juan 14:15), fue la orden de Jesús. Y ella no pensaba desobedecerla.
Monik les expuso a sus padres su deseo de cambiar de planes y estudiar en una universidad que respetara sus creencias; había elegido la Universidad Adventista de Costa Rica (UNADECA). Tenía exactamente una semana para homologar su título de secundaria, obtener los requeridos permisos consulares y la visa de estudiante, así como suficiente dinero en efectivo. Demasiadas cosas para tan poco tiempo. Además, las fuertes heladas azotaban la región donde trabajaba su padre, por lo que había poco trabajo en esa temporada; poco trabajo significaba poco dinero. Todo indicaba que no sería posible para Monik comenzar la carrera de Enfermería en enero. Todo excepto la voluntad y los planes de Dios para su vida. Cuando parecía ser un caso perdido, un funcionario de UNADECA viajó hasta donde vivía Monik y la ayudó con todo el proceso. Así comenzó una nueva etapa de su vida.
Esta joven esforzada, valiente, pero sobre todo cristiana, se graduó de Enfermería sin tener dinero para ello. Dios alumbró su camino; Dios la honró como solo él sabe hacerlo. Y desea hacer lo mismo contigo: prosperar esos planes que tienes y que concuerdan con los valores y principios del evangelio.
El Señor es tu luz y tu salvación, ¿de quién podrás tener miedo? El Señor defiende tu vida, ¿a quién habrás de temer? (ver Sal. 27:1). «Para ustedes que me honran, mi justicia brillará como la luz del sol, que en sus rayos trae salud» (Mal. 4:2).