Viernes 18 de Agosto del 2017 – MANTENGÁMONOS UNIDOS, AHORA – Matutina para adultos

MANTENGÁMONOS UNIDOS, AHORA

«Para que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros». 1 Corintios 12: 25

LA UNIÓN hace la fuerza; la división implica debilidad. Cuando los que creen la verdad presente están u8nidos, ejercen una influencia poderosa. Satanás lo comprende bien. Nunca estuvo más resuelto que ahora a anular la verdad de Dios causando amargura y disensión entre el pueblo del Señor.

El mundo está en nuestra contra, y también las iglesias populares; las leyes del país pronto estarán también en nuestra contra. Si ha habido alguna vez un tiempo en que el pueblo de Dios debía unirse, es ahora. Dios nos ha confiado las verdades especiales para este tiempo, para que las demos a conocer al mundo. El último mensaje de misericordia se está proclamando ahora. Estamos tratando con hombres y mujeres encaminados hacia el juicio. ¡Cuán cuidadosos debemos ser en toda palabra y acto para seguir de cerca al Modelo, a fin de que nuestro ejemplo conduzca los demás a Cristo! ¡Con qué cuidado debemos tratar de presentar la verdad, a fin de que los demás, contemplando su belleza y sencillez, sean inducidos a recibirla! Si nuestro carácter testifica de su poder santificados seremos una luz continua para los demás: cartas vivientes, conocidas y leídas por todos. No debemos dar ahora cabida a Satanás albergando desunión, discordia y disensión.

La preocupación manifestada por nuestro Salvador en su última oración antes de ser crucificado era que la unión y el amor existieran entre sus discípulos [ver Juan 17]. Teniendo delante de sí la agonía de la cruz, no se preocupaba por sí mismo, sino por aquellos a quienes debía dejar para que continuaran su obra en la tierra. Les esperaban las más severas pruebas; pero Jesús vio que su mayor peligro provendría de un espíritu de amargura y división. [… ]

Todos los que han sido beneficiados por las labores del siervo de Dios, deben, según su capacidad, unirse con él para trabajar por la salvación de las almas. Tal es la obra de todos los verdaderos creyentes, tanto los ministros como el pueblo. Deben tener siempre presente ese gran objeto, tratando cada uno de ocupar su debido puesto en la iglesia, trabajando todos juntos en orden, armonía y amor. […]

No descuidemos el trabajar por la fuerza y unidad de la iglesia. Velemos cuidadosamente, no sea que la diversidad y la división tengan oportunidad de infiltrarse.— Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 218-220.

Radio Adventista

View all contributions by