UNA DE VAMPIROS
“La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla” (Juan 1:5, NTV).
El 17 de noviembre de 2008, se estrenó en Los Ángeles la película de vampiros “Crepúsculo”. Está basada en la novela del mismo nombre, en la que una adolescente se enamora del vampiro Edward Cullen. La película inmediatamente gustó a los jóvenes y adolescentes, y en menos de un año había recaudado casi 400 millones de dólares. Desde entonces, los vampiros se pusieron de moda.
Los vampiros y el color negro están íntimamente relacionados; de hecho, el negro también ha resurgido con fuerza como color de moda entre los jóvenes. Las “tribus urbanas” lo han vuelto a poner sobre el tapete. Y si bien la cultura del rock lo había adoptado como suyo, los “emo”, los “darks”, los “góticos” y otras tribus han recogido gran parte de la carga cultural medieval del negro.
Ya desde la Edad Media temprana, el color negro estuvo asociado al mal y a lo pérfido. Color de la noche y de las tinieblas, color de las entrañas de la tierra y del mundo subterráneo, el negro era, además, el color de la muerte.
Se adjudicaba el color negro a Satanás y a toda su hueste de demonios. La lista de los animales relacionados con el diablo es larga, así como la de los que le sirven como atributos o constituyen su corte. Animales reales como el oso, el chivo, el jabalí, el lobo, el gato, el cuervo, la lechuza y muchos más; pero también animales híbridos o quiméricos como el áspid, el basilisco, el dragón y, sobre todo, el murciélago (según la zoología medieval, el murciélago era mitad rata, mitad pájaro).
En contraste, Jesús es la luz del mundo: “La Palabra, la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9, RVC). Sí, Jesús es la luz del mundo, y vino a derrotar a las tinieblas. Así, cuando aceptamos a Cristo, dejamos de pertenecer a las tinieblas: “En otro tiempo, ustedes eran oscuridad; pero ahora son luz en el Señor. Por tanto, vivan como hijos de luz” (Efe. 5:8, RVC).
Y como no hay comunión entre la luz y las tinieblas, si queremos tener luz en nuestra vida debemos apartarnos de las tinieblas. En términos prácticos, no está mal usar el color negro casualmente; el problema está con habitar en las tinieblas morales, en dejarse llevar por una cultura que coquetea con lo oculto. Después de todo, existe toda una trama detrás de este color, ¿no es así? Cristo, la luz verdadera, desea traer resplandor y felicidad a tu corazón.