SANTIFICACIÓN ES…
«La voluntad de Dios es que sean santificados». 1 Tesalonicenses 4: 3, NVI
ASÍ COMO DIOS es santo en su esfera, el ser humano caído, por medio de la fe en Cristo, puede ser santo en la suya. […]
El propósito de Dios al morar entre su pueblo es santificarlo. Dios nos escogió desde la eternidad, para que fuésemos santos. Dio a su Hijo para que muriera por nosotros, a fin de santificarnos por medio de la obediencia a la verdad y nos despojemos del yo. Esto requiere una entrega individual, solo podemos honrar a Dios cuando nos asemejamos a su imagen y permitimos que su Espíritu nos dirija. Entonces, como testigos del Salvador, podemos dar a conocer lo que su gracia ha hecho por y en nosotros.
La verdadera santificación es resultado del desarrollo del principio del amor. «Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Juan 4:16). La vida de aquel en cuyo corazón habita Cristo revelará una piedad práctica. El carácter será purificado, elevado, ennoblecido y glorificado. Una doctrina pura acompañará las obras de justicia; y los preceptos celestiales a las costumbres santas.
Los que quieren alcanzar la bendición de la santidad deben aprender primero el significado de la abnegación. […] Es el amor hacia nuestros semejantes lo que revela nuestro amor por Dios. Es el servicio desinteresado lo que otorga descanso al alma. Es mediante el trabajo humilde, diligente y fiel como se promueve el bienestar del pueblo de Dios. El Señor sostiene y fortalece al que desea seguir en la senda de Cristo.
La santificación no es obra de un momento, una hora, o un día, sino de toda la vida. No se la consigue por medio de un repentino arranque de los sentimientos, sino que es el resultado de morir constantemente al pecado y vivir cada día para Cristo. No podemos corregir los males ni producir reformas en nuestro carácter por medio de esfuerzos débiles e intermitentes. Solamente venceremos mediante un prolongado y perseverante esfuerzo, disciplina y ardua lucha. Hoy no sabemos cuán intenso será nuestro conflicto de mañana. Mientras reine Satanás, tendremos que dominarnos a nosotros mismos y vencer los pecados que nos rodean; mientras dure la vida, no habrá un momento de descanso, un lugar al cual podamos llegar y decir: Alcancé plenamente el blanco. La santificación es el resultado de la obediencia durante toda la vida.— Los hechos de los apóstoles, cap. 55, pp. 416-417