ESTALLIDO DE GOZO
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3).
“Estallido de gozo” [Burst of )oy] es una fotografía que el fotógrafo de JEf Associated Press Slava Veder tomó el 17 de marzo de 1973 en la Base Travis de la Fuerza Aérea en California, y que llegó a ganar el premio Pulitzer. Esta imagen se convirtió en un símbolo del final de la participación de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, y una señal de que los integrantes de las fuerzas armadas y sus familias podían comenzar el proceso de restauración, después de los horrores vividos en esa larga guerra.
La fotografía retrata al soldado de la Fuerza Aérea Robert L. Stirm en su encuentro con su familia, después de pasar más de cinco años en cautividad, como prisionero de guerra, en Vietnam del Norte. Me encanta la expresión de su hija, de quince años, Lorrie, que corre hacia su padre con los brazos extendidos.
Elena de White describe un encuentro similar, esta vez entre Cristo y los redimidos, en el momento en que el gran conflicto esté terminando:
“Con amor inexpresable, Jesús da la bienvenida a sus fieles al gozo de su Señor. El gozo del Salvador es ver en el reino de gloria a las almas que fueron salvadas por su agonía y humillación. Y los redimidos participarán en ese gozo al contemplar entre los benditos a quienes ganaron para Cristo a través de sus oraciones, sus labores y su sacrificio amante. Al reunirse en torno al gran trono blanco, indecible regocijo llenará sus corazones cuando observen a quienes han ganado para Cristo y vean que uno ganó a otros, y estos a otros más, para ser todos llevados al puerto de descanso, donde depositarán sus coronas a los pies de Jesús y lo alabarán durante los siglos sin fin de la eternidad” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 705).
Hoy, en medio de las luchas y las vicisitudes de esta guerra entre Cristo y Satanás, puedes imaginarte ese gran encuentro, en el momento en que Cristo te dé la bienvenida al cielo. Verás entonces que las tinieblas de este mundo desaparecerán, y la luz de la esperanza guiará tu camino.