Viernes 15 de Noviembre – FE SIN MILAGROS – Devocional para Adultos

FE SIN MILAGROS

“La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue” (Mateo 16:4).

 Algunas personas están más interesadas en los milagros que en quien los realiza. Condicionan su fe a las intervenciones milagrosas de Dios y esperan que, en cualquier situación, él abra un Mar Rojo en sus vidas. Creen que la oración cura todas las enfermedades y soluciona todos los problemas.

Cuando eso no ocurre, viven una verdadera crisis espiritual. No entienden lo que dice un conocido escritor: “La fe no es la creencia en que Dios hará lo que nosotros queremos, sino la confianza en que él hará lo que es correcto”. Por eso, Jesús fue duro con las personas que dependían de milagros y actos extraordinarios para creer en él.

El gran acto de fe no es depender de milagros, sino realizar una entrega verdadera. No es la creencia en que Dios hará lo que tú quieras, sino lo que sea mejor para ti. Roosevelt Marsden dice: “Nuestra fe no está en las bendiciones de Dios, sino en el Dios de las bendiciones. Poco es mucho cuando es él quien lo da”.

Una de las declaraciones más impresionantes sobre la fe verdadera viene del Antiguo Testamento. Al enfrentar el horno de fuego de Nabucodonosor, Sadrac, Mesac y Abed-nego dijeron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Dan. 3:17, 18). Ellos decidieron confiar en Dios sin depender de milagros. Si el Señor realizara una gran intervención, estarían agradecidos; si no la hiciera, continuarían siendo fieles a él.

Los jóvenes hebreos entendieron que la fe es entregar todo y no esperar nada. Estaban dispuestos a cualquier cosa para vivir lo que creían. No había un desajuste entre lo que decían y lo que hacían. Ellos confiaban tanto en Dios que ni siquiera pidieron ser librados. Fueron capaces de ejercer una fe que no dependía de milagros.

¿Cómo está tu fe? ¿Vienes limitando la actuación divina en tu propia vida a grandes demostraciones de poder? El Señor es capaz de hacer mucho más que solucionar los problemas que enfrentamos. Solamente él tiene el poder de salvarnos, y eso nadie más puede hacerlo. Decide hoy confiar en Jesús independientemente de la situación, y el milagro de la fe ocurrirá en tu corazón.

Radio Adventista

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