RIZPA
MUJER OBJETO
Y había tenido Saúl una concubina que se llamaba Rizpa. 2 Samuel 3:7.
Rizpa, como la gran mayoría de las mujeres de la Biblia, es un personaje “menor” del Antiguo Testamento. La Biblia la registra como “la concubina”. Es decir, una mujer objeto, sin derechos. Mínima, marginal, apenas se menciona en la historia bíblica. Ella tiene nombre, a diferencia de muchas grandes mujeres anónimas, que silenciosamente dejaron con sus vidas un mensaje poderoso para la posteridad.
Rizpa fue una de estas mujeres heroicas. Solo tenemos dos referencias de su vida. La primera es una simple alusión a su nombre y función en la corte del rey (2 Samuel 3:7). En la segunda referencia bíblica vemos el acto heroico de Rizpa. En silencio, sin emitir palabra, porque se había acostumbrado a ser “invisible” en los pasillos del poder, hace algo que impresiona el corazón de David.
Después de la muerte de Saúl, uno de sus hijos, Is-boset, heredero de la corona, acusó al comandante de las fuerzas armadas, Abner, de conspirar contra él, y de haberse acostado con Rizpa (2 Samuel 3:6-7). En Oriente, tomar una mujer del harén del rey era un acto de subversión contra la corona (ver 2 Samuel 12:8; 16:21). Sintiéndose incriminado, Abner se indignó tanto que deserto de la causa de Is-boset, y se plegó a las fuerzas de David (2 Samuel 3:8-12).
El dato interesante es que Rizpa, que debió haber sido muy atractiva para convertirse en concubina del rey, juega, aun en su pasividad, un rol fundamental en la historia de Israel. El enojo de Abner, por el cual decidió cambiarse de bando y apoyar a David, produjo una transformación sustancial en el tablero político de Israel. David prontamente se coronó rey, y unió a la nación.
Rizpa fue un simple peón en el juego de los hombres, como ocurre muchas veces con las mujeres. Pero no fue una mujer objeto, aunque los hombres la vieran de ese modo. Cuando tomó una tela de cilicio y veló día y noche para impedir que los cadáveres de sus hijos fueran descuartizados por las fieras y las aves de rapiña, “desde el principio de la siega hasta que llovió”, probablemente unos cinco meses, mostró todo su poder de madre (2 Samuel 21:10).
Una madre guarda un poder inconmensurable, ante el cual cae rendido el poder de los hombres. –FB