SOLUCIONANDO PROBLEMAS
“En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria” (Hechos 6:1).
Alcanzar al mundo parecía un desafío imposible para los cristianos. En el inicio de la iglesia apostólica, había un cristiano por cada 1.500.000 habitantes en el mundo. Sin embargo, el Pentecostés comenzó a cambiar esa historia. Se añadieron tres mil nuevos fieles (Hech. 2:41) y, en poco tiempo, llegaron a cinco mil personas (Hech. 4:4). No se detuvo allí, pues el libro de Hechos registra que “los que creían en el Señor aumentaban más” (5:14) y “el número de los discípulos se multiplicaba grandemente” (6:7). El enemigo no quedó satisfecho con ese crecimiento, y los desafíos rápidamente comenzaron a aparecer.
En Hechos 6, la iglesia tuvo que solucionar su primer gran problema: la tensión de diferentes grupos por causa del sustento de las viudas. Las tres actitudes que fueron adoptadas por los líderes nos pueden ayudar todavía en los días de hoy para solucionar los problemas en nuestras iglesias y congregaciones: la acción fue rápida (vers. 2), hubo diálogo en busca del consenso y de una solución efectiva (vers. 3-6), y la resolución promovió integración, al involucrar a diferentes grupos en la discusión (vers. 5).
En Hechos 11, la iglesia enfrentó su segundo gran problema, que implicaba la predicación de Pedro a los gentiles. En ese tiempo, había dudas con relación a si el apóstol había actuado de la manera correcta. La iglesia lo interrogó (vers. 1-3), escuchó su historia (vers. 4-17) y confirmó la dirección divina (vers. 18).
En Hechos 15, la iglesia enfrentó su tercer gran problema, que involucraba discusiones teológicas (vers. 1-2). Había habido un intenso debate, pero el acuerdo parecía distante. Cada lado tenía fuertes convicciones y no estaba dispuesto a dejar de lado sus puntos de vista. No habiendo una solución local, decidieron buscar una decisión general. La voluntad de Dios siempre se revela, de manera más clara, en decisiones tomadas por el cuerpo de la iglesia.
El modo en que ese problema fue resuelto presenta, también, una lección para nosotros hoy. Los líderes apostólicos valorizaron la unidad. Como resultado, potenciaron el cumplimiento de la misión. La iglesia de Dios siempre estuvo afirmada sobre tres bases sólidas: la misión, la estructura y el mensaje. Todas son necesarias para lograr la unidad.
Al enfrentar los problemas que rondan a la iglesia hoy, debemos usar siempre el modelo bíblico. Actuando de esa manera, estaremos seguros de que estamos siguiendo la voluntad de Dios.