Viernes 11 de Diciembre – Libre de malos hábitos – Devocion Matutina para Adultos 2020

«¿Podrá cambiar el etíope su piel y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer lo malo?» (Jeremías 13:23).

Yo tengo un sueño» es el título del discurso presentado por Martin Luther < 1 King Jr. durante la marcha por los derechos civiles, realizada en Washington, D. C., el 28 de agosto de 1963. Basado en la Biblia, la Proclamación de Emancipación de 1863 y la Constitución de los Estados Unidos, entre otros, enfatizó la importancia de dar lugar al cambio y pasar de la discriminación a la integración racial. Vislumbraba con entereza el día en que se hiciese realidad la igualdad entre las personas; que pudiesen trabajar unidas, sin considerar las diferencias de color o religión; que las personas estuviesen ligadas por vínculos de hermandad. Pronunció dicho discurso con fe y esperanza, convencido de que el cambio era inminente. Discursos similares se han pronunciado a través de la historia, enfatizando la posibilidad del cambio y la oportunidad de hacerlo una realidad. Sin embargo, ese sueño está lejos de haberse cristalizado. Y es que hemos de preguntarnos: ¿Tiene el ser humano las herramientas suficientes para cambiar y elevarse a sí mismo?

El texto bíblico de hoy refiere que hay un límite para el cambio en el ser humano. No puede cambiar quien está acostumbrado a hacer el mal. Si bien la educación, la cultura o la psicoterapia pueden modificar la conducta humana, no tienen poder para renovar completamente el alma. Nada pueden hacer para transformar la naturaleza del corazón humano y mucho menos para proveerle salvación.

Percibiendo sus propias limitaciones, el apóstol Pablo exclamo: «¡Miserable de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» (Romanos 7:24). Era consciente que, aunque deseaba hacer lo bueno, no podía hacerlo, y seguidamente señaló la fuente de su fortaleza cuando expresó: «Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro» (vers. 25).

Tal vez estés luchando por vencer hábitos malsanos. Probablemente estés intentado cambiar tu conducta o tu manera de pensar. Si este fuera el caso recuerda que: «Dios nos ha dado la facultad de elección; a nosotros nos toca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. […] Pero sí podemos […] entregarle [a Dios) nuestra voluntad, y entonces él obrará en nosotros el querer y el hacer según su buena voluntad. Así toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de Cristo. Mediante el debido uso de la voluntad, cambiará enteramente la conducta. Al someter nuestra voluntad a Cristo, nos aliamos con el poder divino. Recibimos fuerza de lo alto para mantenernos firmes» (El ministerio de curación, pág. 131).

Radio Adventista

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