¿QUIÉN ESTÁ A CARGO?
“El corazón del hombre se propone un camino, pero Jehová endereza sus pasos” (Prov.16:9)
¡La vida es un desafío! Como mujeres, solemos sentir que debemos hacerlo todo, y hacerlo perfectamente. Vivir con expectativas tan poco realistas es agotador, abrumador y desalentador. Estoy tan feliz de que el versículo de hoy nos saque la presión y nos dé la oportunidad de apreciar el aquí y ahora.
Si has seguido las noticias o leído los titulares de las revistas, has escuchado este mensaje: “¡Puedes tenerlo todo!” Las mujeres cristianas deben definir qué es ese “todo”. Es importante saber cuáles son nuestras prioridades y quién las establece. El mundo nos quiere hacer creer que las prioridades son la oficina más grande, una casa bella, un buen automóvil y un trabajo con un sueldo de seis cifras. Luchamos para no ser un fracaso.
Pero otro lado, el Señor nos dice: “¡Mi Reino no es de este mundo!” Las mujeres cristianas tenemos la responsabilidad de vivir con equilibrio. Nuestra testificación cuando estamos siempre cansadas, exhaustas e irritables, no refleja el Reino de Dios. Escucha lo que dice la Palabra: “Practiquen el dominio propio [sean temperantes, sobrios] y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente [con mucha hambre], buscando a quién devorar” (1 Ped. 5:8 NVI)
Como esposa de pastor, muchas veces me he encontrado ante situaciones en las que sentía que todos los ojos estaban fijos en mí. Solía aterrorizarme: con seguridad iba a tropezar, cometer un error, tener migas en la cara… ¡cualquier cosa! Me sentía tan aliviada cuando no se trataba de mí. Dios tiene un plan para mí, y debo caminar por donde él me diga que ande y hacer lo que él me diga que haga. Aprendí que no necesito explicar, excusar o pedir perdón por seguir su dirección. Es cierto que, en ocasiones, eso ha puesto incómodos a otros; sin embargo, puedo moverme con tranquilidad y con una sonrisa, porque Dios entiende.
Querida amiga cristiana, es hora de recordar las palabras de Cristo a Marta, cuando ella estaba abrumada de tanto servir: “Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará” (Luc. 10:41, 42). Si nos sentamos a los pies del Maestro y escuchamos su voz que nos guía y dirige nuestras vidas, nos cuidaremos más y demostraremos que nuestra confianza viene de su dirección y su amor. Este será nuestro testimonio.
Wilma Kirk Lee