EL DÍA MUNDIAL DE LA SALUD
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).
Cada 7 de abril se celebra el Día mundial de la Salud Esta fecha no se eligió de forma arbitraria, sino conmemorando el día en que, en 1948, se fundó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza. Esta institución pertenece a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se especializa en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en salud a nivel mundial.
En un mundo de enfermedad y deterioro, ¡qué bueno es saber que un organismo mundial se preocupa por la salud de la población! Sin embargo, mucho antes de que la OMS fuese formada, Dios, nuestro amante y misericordioso Creador, ya estaba ocupado con nuestro bienestar integral: físico, mental, social y espiritual.
En el Edén, desde los orígenes de la humanidad, el Creador nos dio dos instituciones para nuestra felicidad: el sábado (día de reposo para reponer fuerzas físicas y espirituales, y para reencontrarnos con Dios y entre nosotros) y el matrimonio heterosexual (símbolo de la unión perfecta de Cristo con su iglesia y base de una familia feliz). Además, nos aconsejó una dieta libre de carnes, y rica en frutos, semillas y vegetales. Lee Génesis capítulo 2 y compruébalo.
Sin embargo, el pecado hizo estragos en la humanidad, y el sublime plan de Dios se fue perdiendo. Pero, si obedecemos los principios de salud dados en su Palabra, tendremos una segura garantía de salud. Su promesa es clara: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxo. 15:26).
Hoy puede ser un día histórico. Decide alimentarte correctamente, liberar tu vida de vicios nocivos, tener una mente pura, hacer ejercicio regularmente, disfrutar de la vida al aire libre, descansar ocho horas, beber agua y ser temperante en todas las cosas.
“Cristo era, en todo el sentido de la palabra, un misionero médico. Vino a este mundo a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. Vino como sanador de los cuerpos tanto como de las almas de los seres humanos. Su mensaje era que la obediencia de las leyes del reino de Dios proporcionaría salud y prosperidad a los hombres y las mujeres” (Elena de White, Consejos sobre la salud, p. 314).