UNA CORONA RESERVADA
«He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe… Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Timoteo 4:7-8).
Joni Eareckson, una joven llena de vida y esperanza, sufrió una fractura en la columna vertebral que la dejó tetrapléjica. Esto ocurrió al zambullirse en las aguas de la bahía Chesapeake (EE. UU). Durante un tiempo luchó contra la ira, la depresión y el deseo de quitarse la vida. Pero tras dos años de conflicto, empezó a aceptar la realidad, a adaptarse a su nueva situación y a darle sentido a su vida. Aprendió a pintar sosteniendo un pincel entre sus dientes, descubriendo así sus dotes artísticas. Se hizo famosa con su libro autobiográfico, del que se vendieron millones de ejemplares. Desde entonces, lleva a cabo una intensa labor de conferenciante y motivadora de personas que luchan contra la discapacidad física. Joni es hoy una renombrada autora que ha escrito más de cuarenta libros y ha ayudado a multitud de personas a entender los misteriosos propósitos del dolor y la adversidad en la vida de las personas. En su libro Cuando Dios llora enumera múltiples razones por las cuales Dios permite que suframos; una de ellas es para pulirnos y perfeccionarnos en medio de las aflicciones (Hebreos 2:10).
La historia de Joni es un fascinante ejemplo de resiliencia. Pero la historia del apóstol Pablo ofrece un paso aún más avanzado de proyección eterna. Sufrió de manera extensa (su inventario de pruebas está en 2 Corintios 11). Pero al final de su vida, escribió el texto de hoy que muestra la reserva firme y segura de la corona de justicia tanto para el apóstol como para cada uno de nosotros. La condición es que amemos su venida, es decir, que nuestra vida gire en torno a Jesús, como nuestro Amigo, Señor y Salvador para que ansiemos encontrarnos con él. La seguridad de la corona no es como las reservas de algunas compañías aéreas que practican el overbooking. Las aerolíneas venden más billetes que asientos tiene el avión con la expectativa de que algunos viajeros cambien sus planes o no lleguen a tiempo. Así algunos tienen que oír: «¡Lo sentimos, pero el avión está lleno y tendrá usted que partir en otro vuelo!».
Piensa hoy en esa corona de justicia reservada en firme para ti. ¡Esa idea alentará tu esperanza y fortalecerá tu relación con Jesús para que anheles cada vez más su regreso!