Sabado 6 de Junio – LLAMADO AL SERVICIO – Devocional Adultos

LLAMADO AL SERVICIO

«Después oí la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?” Entonces respondí yo: “Heme aquí, envíame a mí”» (Isaías 6:8).

Florence nació el 20 de mayo de 1820 en una familia de elevada posición social. Su padre, que había estudiado en la Universidad de Cambridge, le enseñó filosofía, lenguas modernas, matemáticas y ciencias. Pero las mujeres de entonces tenían pocas oportunidades de aplicar sus conocimientos en la práctica, así que el espíritu de servicio de Florence se veía coartado por las costumbres de la época. Sin embargo, a la edad de diecisiete años sintió que había sido «llamada por Dios» para una obra especial. «Dios me llamó y me preguntó si haría el bien en su nombre, sin buscar reputación», registró en su diario personal. No estaba segura del tipo de servicio al que había sido llamada, pero poco a poco entendió que su vocación era el cuidado de los enfermos. Motivada por sus convicciones, Florence enfrentó a su familia y a los convencionalismos sociales con el fin de ser útil a la humanidad. En 1854, cuando estalló la Guerra de Crimea (que enfrentó a Rusia y una liga formada por el Imperio otomano, Francia, Gran Bretaña y el reino de Cerdeña) tuvo la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos científicos y estadísticos. Liderando a un grupo de treinta y ocho mujeres y promoviendo la higiene en la asistencia sanitaria, en poco tiempo redujo la mortalidad en los hospitales del 40% al 2%. Conocida como «la dama de la lámpara» por sus rondas nocturnas en el cuidado de los enfermos, la luz de Florence Nightingale, pionera de la enfermería moderna, sigue siendo hoy una fuente de inspiración.

Del mismo modo que Florence advirtió el llamamiento de Dios, la Biblia también registra la historia de muchos otros que han sido llamados para servir al Señor: Moisés, Gedeón, Isaías, los discípulos y todos los habitantes de la tierra de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Apocalipsis 14: 6). Tú y yo hemos sido llamados para servirle. ¿Vamos a dejar que gane el prejuicio y pasaremos por alto la invitación? ¿Serán los convencionalismos sociales una excusa para hacer caso omiso a la invitación del cielo? ¿Estamos dispuestos a hacer el bien en su nombre, sin importar la reputación?

Medita en este día en el llamamiento al servicio que Dios tiene para ti. ¿Has descubierto en qué ámbito puedes servirle? Recuerda que hoy Dios alivia a los dolientes a través de las manos humanas. Porque la voz del Señor, sigue diciendo: «¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?». Atrévete a decir: «Heme aquí, envíame a mí».

Radio Adventista

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