Sábado 4 de Julio – JUAN KEPLER – Devocion Matutina para Jóvenes

JUAN KEPLER

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a la siguiente. Les digo la verdad, el Hijo del Hombre regresará antes de que hayan llegado a todas las ciudades de Israel. Mateo 10:23.

El sol matutino producía una refulgencia en las lanzas de los soldados que guardaban las puertas de la iglesia de Graz, Austria, cierto día de julio de 1598. Juan Kepler, el astrónomo, era uno de los varios cientos de hombres que esperaban en los atrios de la iglesia antes de las seis de la mañana de aquel día. Advirtió que todos eran protestantes, y habían acudido por orden del archiduque.

-¡Allí viene! -gritó uno de ellos.

El prelado católico entró en la iglesia, seguido de sus dignatarios y los malhumorados hombres que se habían dado cita allí. Luego, los soldados cerraron las puertas de la iglesia, cuidando la salida con sus espadas.

El oficial eclesiástico leyó un pergamino grande escrito en latín: “Todos los ciudadanos protestantes de Graz deben declarar su intención de recibir la fe católica. Se concederá un período de gracia de diez días para que se lleve a cabo esta conversión. Los que rehúsen hacerlo, serán desterrados permanentemente del territorio de Styria”.

Los hombres fueron llamados uno por uno ante los oficiales para que declararan sus intenciones. La mayoría decidió “convertirse”. El aguijón de la persecución y el destierro no era para ellos. Aquí tenían sus hogares y sus cultivos; sus familias y su patrimonio se centraban en el pueblo. “En realidad no importa tanto a qué iglesia pertenezcas”, pensaban para sí, “Dios es muy comprensivo”.

Juan Kepler no era uno de estos. Cuando fue llamado, se adelantó con la cabeza erguida.

-Yo soy Kepler.

-¿Te convertirás?

-No puedo renunciar a mi creencia en la fe protestante. No entregaré mi patrimonio tan fácilmente. ¡No me convertiré!

-Juan Kepler, quedas desterrado de Styria para siempre. Tienes seis semanas para vender tus pertenencias y concluir cualquier negocio.

Obedeciendo las palabras de Jesús, Kepler no se quedó para ser un mártir insensato. Hizo sus maletas y huyó a Praga. Fue después de esta experiencia que realizó los cálculos que demostraron la forma elíptica, y no circular, de la órbita de los planetas.

Radio Adventista

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