Sabado 3 de Julio – PUREZA – Devocion Matutina para Jóvenes

PUREZA

Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Génesis 39:21.

Potifar, el hombre que compró a José en Egipto pronto vio en él dotes administrativas y lo nombró su mayordomo. La honestidad y la eficiencia del esclavo contribuyeron a la prosperidad del amo. Potifar amaba a ese muchacho cuya mano convertía en ganancia todo lo que tocaba. No en vano el nombre de José significa “aumento”.

La esposa de Potifar también fue cautivada, pero no por las virtudes del esclavo sino por su atractivo físico. Tras los guiños y las palmaditas de aprobación siguieron las propuestas indecorosas, hasta que una tarde lo llamó a su alcoba y le ofreció su belleza. Los oficiales del rey tenían las esposas más atractivas, y la mujer de Potifar debe haber sido deslumbrante. Conforme a la costumbre, esta mujer tenía derecho a hacer con sus esclavos lo que quisiera. Los esclavos no tenían voluntad, pero José sí. Defendió el honor de Potifar, el suyo y el de su Dios, y la rechazó.

Despechada, la mujer acusó a José de hostigamiento sexual. Acudieron los criados y encontraron “pruebas”: el manto que ella le arrebató cuando el huía. Potifar no se atrevió a matar a José, el castigo que un verdadero transgresor merecía. Dudaba más de su mujer que de su administrador, pero debía hacer algo para guardar las apariencias, y lo echó en la cárcel.

En la prisión, José no escondió la cabeza entre las rodillas ni se dejó morir. Mostró el mismo carácter. Llegó a ser el administrador del presidio (Gén. 39).

Un día cayeron presos dos siervos del Faraón acusados de sedición: el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos, y cierta noche ambos tuvieron sueños y se los contaron a José. El copero había soñado que exprimía uvas en la copa del Faraón, y el panadero, que las aves comían el pan de la canasta que llevaba sobre su cabeza. José quedó tan perplejo como ellos, pero Dios le reveló el significado.

Si Dios va contigo a todas partes, ¿qué diferencia hay entre un palacio y una prisión? Un hombre impío es un esclavo en un palacio, uno que es fiel a Dios es libre aun en una prisión. Sé libre. Vive con Dios.

Radio Adventista

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