UN SUEÑO REALIZADO – SEGUNDA PARTE
«Pidan, y Dios les dará, busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá». Mateo 7: 7
CUANTO MÁS QUEREMOS depender de Dios, más violentos se vuelven los ataques del diablo contra nosotros. Ayer te conté cómo Dios hizo provisión para mis estudios preparatorios, pero ahí no acabaron las cosas. Cuando se publicaron las fechas en las cuales se realizarían los tres exámenes de ingreso al instituto noté que uno sería un miércoles y los otros dos en sábado. Imagínate, recibir esa noticia después de un año de estudios, gastos y esfuerzos. Mi mamá no se quedó con los brazos cruzados y fue a hablar con la directora, luego con el director de educación del municipio, el director de educación de la provincia, y el ministro de educación de todo el país para que me permitieran tomar los exámenes en una segunda convocatoria.
Todas las respuestas fueron negativas, porque los únicos motivos contemplados para participar en la segunda convocatoria eran: haber sufrido un accidente o el fallecimiento de un familiar cercano. En ese momento decidí no ir en contra de mis principios. Fueron momentos de dura prueba y amargo llanto, pero cuando terminan nuestras fuerzas, comienzan las de Dios. Algunas semanas después se publicó un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Dicho informe acusaba al gobierno de limitar la libertad de culto y no respetar los derechos de los creyentes. Pasaron unas semanas y el Patriarca Ecuménico Bartolomeo I, líder del cristianismo ortodoxo, visitó la isla. A esta visita se le dio una importancia mayúscula, el presidente recibió al Patriarca y además pronunció un discurso afirmando que el gobierno sí respetaba la libertad religiosa.
¡Ya te puedes imaginar el cambio! Al día siguiente llovían las cartas en mi casa de todos los funcionarios de educación, autorizándome a presentarme en la segunda convocatoria y asegurándome que no tendría inconvenientes con los sábados los tres años que estuviera estudiando.
El Dios del universo movió presidentes, gobiernos y representantes religiosos para glorificar su nombre y en el proceso ayudar a su hija. Me dio sabiduría y con su ayuda pude obtener las mejores calificaciones en la segunda convocatoria. Hoy te insto a no limitar a Dios. Espero que mi experiencia te motive a acercarte más a él. En el versículo de hoy Dios te invita a pedirle. ¿Qué esperas?
Convierte la promesa de hoy en una realidad en tu vida.
Kenia López Hechavarría
Estados Unidos