Sabado 25 de Marzo del 2017 – “¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?” – Devoción matutina para la mujer

“¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mar. 15:34, DHH).

A veces, en la soledad de mi corazón, ni siquiera me salen las palabras y, simplemente, lloro. El versículo de hoy me asegura que si me aferró de Dios, él llenará mi vacío.

Durante la cena de Pascua, Jesús predice que uno de nosotros lo va a entregar. Estamos sorprendidos. Juan es el primero en exclamar: “¿Acaso soy yo, Señor?” ¿Por qué Juan piensa que podría entregar a Jesús? Incluso ahora mismo Juan está recostado sobre el pecho de Jesús, cerca de su corazón. Hemos visto al “hijo del trueno” caminar con Jesús y responder a su amor. ¡No puede ser él! ¡Juan ama a Jesús!

Juan sigue a Jesús de cerca durante su detención y la lectura de los cargos. Lo seguimos tristemente con la multitud el día siguiente, cuando el hombre golpeado y condenado, nuestro Maestro, es llevado a la colina llamada Gólgota.

Una oscuridad anormal cubre Jerusalén. En el vacío de este lóbrego momento, Jesús exclama: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Pero un discípulo no lo ha abandonado. En medio de la tristeza que colma el lugar, la cabeza del Señor se desploma. Con mirada agonizante y casi sin aliento, se centra en la oscura figura de Juan aferrándose a los pies de la cruz. Jesús no tiene necesidad de preguntar: “Amigo, ¿por qué has venido?” Este discípulo que ama a Jesús más que a nadie, y sabe que Jesús lo ama más que a nadie, se inclina de nuevo con amor, cerca de él.

¡Miren! He ahí a un discípulo que necesita ser consolado y, sin embargo, consuela a su Señor, que está siendo crucificado. He ahí a un amigo más unido que un hermano, que se interesa por el llanto de la madre desconsolada como si fuera la suya propia. He ahí un hijo, para que la madre lo ame. Un fiel seguidor transformado en el discípulo amado, que dice a todo el mundo que Jesucristo ama, salva y da vida.

Ahora Jesús me mira a mí con tierno amor, y me pregunta: “Amiga mía, ¿por qué has venido a verme desde tan lejos? ¿Me abandonarás tú también, o permitirás que te ame, que supla tus necesidades y provea para tu futuro? ¿Estás siguiendo inadvertidamente a la multitud que me rechaza? ¿O vienes porque ves al Hijo del hombre muriendo para darte vida? Mi amada, ¿verdaderamente crees que te amo más que a nada?”

Rebecca Timón

Radio Adventista

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