Sabado 25 de Febrero ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! Matutina para Jovenes

Versículo para hoy:

“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creimos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 73:7 7,12).

Sus frágiles manitos no pudieron contener la furia descontrolada del fusil se- miautomático Uzi y ella (de nueve años), como jinete novato en un caballo salvaje, se dejó vencer ante el poder del artefacto bélico. La fuerza del retroceso impulsó el arma, diseñada para el ejército israelí, por encima de su cabeza y los disparos impactaron en Carlos Vacca, su instructor de tiro. Vanos fueron los esfuerzos por salvarle la vida, y horas más tarde murió. La tragedia ocurrió en agosto de 2014, en un centro de práctica de tiro llamado “Bullets and burgers” (Balas y hamburguesas), del centro comercial Last Stop, de White Hills, en Arizona (EE.UU.). La niña había sido llevada por sus padres, quienes registraron el accidente en video.
Más allá del dolor, lo ocurrido me dispara reflexiones. Primera: ¿Por qué ese lugar se llama “Balas y hamburguesas”? ¿No sugiere la dimensión real de la familiaridad, la cotidianeidad o la banalización del uso de armas? Segunda: ¿A qué padre se le ocurriría llevar a su hijo para que aprenda a usar armas?
Aunque la mayoría de los niños no realiza estas prácticas, no es inusual. En Estados Unidos, una empresa vende específicamente armas para niños. Tienen un arma llamada My First Rifle (“Mi primer rifle”), con menor poder de fuego que muchas versiones para adultos y adaptada para manos pequeñas. Los defensores de esta práctica alegan que desarrolla la responsabilidad, el orden, la limpieza y la disciplina.
Tristemente, las armas se instalaron en nuestra sociedad. El 25 de febrero de 1835, Samuel Colt patentó su mayor invento: el revólver. Su gran ventaja era poder realizar seis disparos sin necesidad de recargar cada vez el arma.
La Palabra de Dios (no las armas) debe enseñar orden, responsabilidad y disciplina. Hábil y astuto, el enemigo se las ingenia para tergiversar los valores y hacernos creer que un arma enseña.
Hoy puede ser un día histórico. Despierta del sueño. Desecha las obras de las tinieblas y utiliza las armas de la luz: la fe, la oración, el estudio de la Biblia y la testificación.
“No debería permitirse que este conocimiento de la cercanía de la venida de Cristo pierda su fuerza, y que nos tornemos descuidados y desatentos, y caigamos en el sueño. En una-insensibilidad e indiferencia a las realidades. En el sueño estamos en un mundo irreal, y no somos sensibles a las cosas que ocurren a nuestro alrededor” (Elena de White, Maranata:¡el Señor viene!, p. 218). PA

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